La de David y Goliat
Por: Paolo Valente – Consultor Empresarial

La invasión de Ucrania por parte de Rusia nos recuerda la historia bíblica de David y Goliat, aunque en lugar de hondas y jabalinas ahora haya tanques y misiles. No es la primera vez que algo así ocurre en la historia, la invasión del Vietnam por parte de los americanos es otro ejemplo más cercano donde el teóricamente más débil gana al más fuerte por ingenio, determinación y voluntad.

La historia de David es una historia que nos encanta porque es la historia del humilde pastor que le gana al prepotente y arrogante guerrero, en el pensamiento colectivo cristiano judaico es la historia de posibilidad de un pueblo de prevalecer fuerte solamente de sus valores, de su coraje y determinación. Un ideal romántico que a través de la literatura clásica y medieval encuentra su apogeo en el humanismo y renacimiento. Pensemos en la estatua del David de Miguel Ángel Buonarroti.

La escultura representa al rey David bíblico en el momento previo a enfrentarse con Goliat, y fue acogida como un símbolo de la República de Florencia frente a la hegemonía de sus derrocados dirigentes, los Médici, y la amenaza de los estados adyacentes, especialmente los Estados Pontificios; otra vez el poder del más débil por un ideal de justicia divina o universal.

El mismo tema había sido desarrollado por Donatello y Verrocchio pero en Miguel Ángel representa la promesa de que Florence se defenderá y saldrá victoriosa sin importar las probabilidades. En lugar de ser un símbolo de victorias pasadas, Miguel Ángel se centra en los desafíos que se avecinan.

La historia es un poderoso ejemplo de determinación y voluntad humana pero también al mismo tiempo de cómo la voluntad divina se manifiesta favoreciendo a su pueblo. Lo cual abre un interminable debate acerca si un Dios católico o sea universal puede tener un pueblo propio.

La historia antigua y moderna nos enseña que normalmente es casi siempre Goliat el que gana, desde el Imperio Romano hasta la fuerza macedona de Alejandro Magno, el colonialismo europeo en África etc etc.

Sin embargo cuántos más ejemplos de injusticia, prepotencia y arrogancia se dan en nuestra tan poco civilizada historia y más se refuerza el mito de David.

Más viles invasiones y más cobardes ataques observamos a nuestro alrededor y más creemos en la fuerza individual en el valor de la justicia y en el derecho del más débil a defenderse y, contra todo pronóstico, prevalecer sobre el gigante malo de la historia.

El mito nos recuerda que no todo son números y probabilidades, que todavía somos seres con fuerza voluntad y una capacidad de sacrificio que cuando es necesario supera los límites del frío raciocinio.

Yo estoy con David, yo estoy con Ucrania.

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