La enseñanza presencial
Por: Carlos Meneses

“El Perú tiene que adecuarse a realidades que modifican los tiempos”.

Se acaba de revelar que el 26 por ciento de los estudiantes que debieran estar realizando clases presenciales en colegios públicos no lo están haciendo por razones diversas. Cuando esto ocurre se perjudican, otra vez, con instrucción virtual los niños y adolescentes que no tienen acceso al sistema o que, en consecuencia, no reciben los beneficios del contacto directo de maestros y alumnos, así como de la participación de los padres de familia.

Ahora, el gobierno confronta un problema adicional al citado. Se trata de un pronunciamiento adoptado en mayoría por el Congreso de la República con respecto a los textos relacionados con cambios decididos anteriormente, sobre la contrarreforma universitaria y con la elaboración de material didáctico para escolares referidos al problema de género.

El gobierno ha adoptado medidas radicales para defender la mejora en la calidad de la educación universitaria. Para ello, y es justo decirlo, cuenta con el respaldo de mayorías ciudadanas que estuvieron de acuerdo con la necesidad de desactivar la Asamblea Nacional de Rectores (ANR), el cierre de empresas educativas universitarias que no tenían las condiciones deseadas, se ha visto obligado el gobierno del presidente Castillo a observar la decisión que por mayoría optó el Congreso.

Resultó curioso para muchos que en ambos casos se unieran los extremos de izquierda y de derecha. Los grupos conservadores se entendieron con Perú Libre para tomar decisiones que resultaron indeseables para muchos peruanos, así como para el propio gobierno de Castillo. Ahora hay discusiones mil con respecto a las bondades de lo acordado y a su vigencia.

De lo que se trata en realidad es que, otra vez deben pronunciarse los entendidos en la materia, dejar que sean ellos, más no los conservadores a ultranza quienes decidan la forma y conocimiento de los alumnos sobre asuntos en los que la opinión de los padres de familia también debe incluirse, pero no necesariamente en las resoluciones que correspondan.

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