Comprensión y empatía: herramientas socioemocionales que dan sentido a la vida
Por: Juan Manuel Zevallos Rodríguez – Psiquiatra y Magíster en Salud Mental del Niño Adolescente y Familia

Todos los seres humanos somos iguales en el milagro de la vida y somos distintos en el desarrollo de las capacidades innatas que todos poseemos.

HOY CONOCI EN EL MUNDO GENTE MARAVILLOSA

Desde esta perspectiva es claro que si todos somos iguales no debiéramos de vivir comparándonos constantemente, y es claro que nuestras diferencias radican en el modo en que trabajamos cada una de nuestras habilidades y capacidades.

Todos los seres humanos somos iguales al triunfar y al tropezar, al soñar y al meditar, al reflexionar sobre nuestros errores y al diseñar una estrategia para lograr nuestros objetivos.

Los hijos de padres maravillosos dedican gran parte de su vida a interiorizar los constructos antes señalados y a vivir en base a la empatía y la comprensión.

Los hijos de padres maravillosos cada nuevo día tejen hilos de esperanza y solidaridad en su mente, y su vida se halla grababa con una sola consigna: aceptarse con todas sus capacidades por desarrollar (antes llamadas defectos) y con la misma buena voluntad aceptar a todas las personas de su entorno.

Los hijos de padres maravillosos enarbolan la bandera de la comprensión en cada uno de sus actos; ellos entiendes que todos podemos equivocarnos a diario y que nuestra gran obligación es tratar cada día de equivocarnos menos. Ellos saben que solo se equivoca el que hace y que solo aprende aquel que se da cuenta de la razón de su error.

Los hijos de padres maravillosos cada día se equivocan al llevar a cabo una nueva actividad y se alegran por el error cometido, luego reflexionan en silencio sobres las razones que llevaron a que se equivocaran y con paciencia y alegría diseñan estratégicamente nuevas estrategias para evitar el error.

Pero hay algo más grande que hacen a diario los hijos de padres maravillosos: ellos al comprender la capacidad de errar de las personas de su entorno valoran positivamente los errores o supuestas agresiones recibidas en ese proceso y no se disgustan ni se molestan con aquellos que cometieron los errores (o que quizá hasta los agredieron), solo sonríen y en un acto insólito de alquimia emocional se alegran al extraer un aprendizaje de aquellos actos.

Los hijos de padres maravillosos no viven bajo la sombra del perdón, ¡No!, ellos dan un paso más adelante en la vida y comprenden las actitudes, conductas y reacciones emocionales de las personas de su entorno y todo lo toman como un continuo proceso de aprendizaje y amor personal.

Yo vengo y pregunto:

¿cuántos de nosotros tendríamos a diario el valor de poder decirle gracias a aquella persona que nos a agredido?

¿Cuántos de nosotros tenemos la capacidad de poder extraer lo positivo de tantas experiencias adversas que nos toca vivir?

¿Cuantos de nosotros podemos decirle gracias a la vida cada vez que ésta nos sorprende con momentos de infamia, disgusto y obstinación?

Quizá muy poco de nosotros podamos hacerlo, ¡claro!, nunca fuimos entrenados para ello, nunca fuimos formados en empatía y comprensión, nunca desarrollamos las mejores capacidades que viven en nuestro ser.

Hoy cada uno de nosotros puede vivir a la luz de la educación socioemocional de los padres maravillosos, hoy cada uno de nosotros puede decidir ponerse en el lugar de los demás y tratar con ello de entender las múltiples razones que puede llevar a alguien a ser agresivo, impulsivo, intolerante, déspota, ansioso o depresivo.

Casi siempre existe una razón por la cual llevamos a cabo nuestras acciones, casi siempre son las razones equivocadas aquellas que nos llevan a cometer errores y siempre, ¡siempre!, cada uno podrá elegir una nueva opción para poder resolver algún problema existencial.

La vida en verdad es una sucesión interminable de momentos llenos de alegría y aprendizaje. Entre más aprendizajes logremos mayores serán las capacidades que desarrollemos y mayor será nuestra alegría y felicidad.

La vida nos da la oportunidad de aprender de múltiples maneras: observando nuestros errores y ¡oh que maravilloso! observando los errores que cometen los demás.

Si cada uno de nosotros dejáramos de lado la cólera, ira o frustración generadas por un error ajeno y pudiéramos interiorizar las razones que llevaron a ese error que pudo haber llegado hasta una agresión de seguro que viviríamos nuestra vida menos cargados de violencia y más pletóricos de sabiduría.

Hoy vengo y pregunto nuevamente:

¿Cómo quieres vivir tú vida: en base a la violencia interiorizada por los actos ajeno o en base al aprendizaje obtenido al extraer la moraleja de la experiencia vivida?

Cada uno de nosotros tiene la capacidad de elegir, elegir por el camino largo del aprendizaje, empatía y comprensión, o por el camino corto lleno de cólera, ira o frustración.

Aquel que comprende la maravilloso que es su vida sabe que la vida es eterna en un día y en fugaz con el paso de los años.

La empatía y la comprensión son dos herramientas importantes que nos llevan por el sendero del aprendizaje pleno y de la paz.

La empatía y la comprensión deberían ser enseñadas desde la educación inicial hasta el último año de la formación universitaria.

Me imagino un mundo en dónde millones de personas luego de haber experimentado tantos talleres existenciales de empatía y comprensión puedan decirle a la persona que le rodea independientemente de sus supuestas virtudes y defectos que “es la mejor persona del mundo y que cada día tienen algo nuevo que aprender ella”.

Me imagino gracias a la empatía y la comprensión un mundo con mejor diálogo y con un abanico de oportunidades por desarrollar.

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