UN FESTIVAL PARA LA MÚSICA DEL PERÚ
Por: HELARD L. FUENTES RUEDA – AREQUIPEÑO DEL BICENTENARIO

En un artículo anterior hemos propuesto la declaración de patrimonio cultural y artístico de la música tropical peruana, además de los otros géneros y danzas musicales.

Debemos recalcar que nuestro país tiene el mayor número de géneros y danzas musicales del mundo. En 1977, EE. UU., envió al espacio la sonda «Voyager 1», con un cargamento precioso, en el que destaca el Disco de Oro (con sonidos de la tierra), así como imágenes de los productos culturales y materiales que se han producido en el planeta tierra, para entrar en contacto con otras civilizaciones extraterrestres.

Además de los productos alimenticios del Perú, se enviaron tres melodías peruanas de las cuatro que representan a Hispanoamérica. Estas son: 1° «El cóndor pasa», 2° «Zampoña y tambor» (relacionada con el carnaval), y 3° «Canción de boda» (con voz femenina en quechua). Debemos aclarar que estas obras no fueron propuestas ni enviadas por el Perú. La cuarta es de México, pero no tiene raíces milenarias. En este disco omitieron incluir a Ima Súmac, cantante de coloratura, cuya voz no ha sido superada universalmente.

El Perú tiene los méritos suficientes como para organizar festivales musicales. Anteriormente (décadas del sesenta y setenta) hemos tenido festivales importantes (como el de Ancón), con buenos resultados, pero que han desaparecido por la desidia y la falta del apoyo gubernamental sostenido.

Festival de la Música Tropical del Perú. Nuestra música tropical desde fines de la década del 60 (más de medio siglo), como testigo vivencial, se ha extendido e influenciado en todo el ámbito americano. Y como hemos afirmado lo inició el músico Enrique Delgado Montes, con la introducción de instrumentos electrónicos.

Ahora, tenemos dos ministerios de gobierno: los de Turismo y Cultura, órganos idóneos para organizar esta actividad y poner en marcha esta iniciativa. En el Perú tenemos músicos y cantantes a raudales y con gran talento, que han creado miles de empleos.

La música promueve el turismo. En las llamadas ‘redes sociales’ hay cientos de comunicaciones que desean conocer a los conjuntos musicales peruanos (instrumentistas, cantantes y bailarinas, trinomio infaltable), y de relancina pueden visitar los lugares arqueológicos e históricos, además de nuestra culinaria local y regional. El Perú es un país mágico y atractivo para propios y extraños.

Los conciertos que organizan los grupos musicales como: «Agua Marina», «Corazón Serrano» o el «Grupo 5», por mencionar a unos cuantos, están montados en escenarios sofisticados con última tecnología, profesionalismo, y garantizan llenos de más de diez mil personas. En la década del 80, «Los Shapis» (guerreros) de Chapulín el Dulce, coparon el Estadio Nacional. Habría un gran dinamismo social y económico.

Debemos darle identidad propia a la música tropical, el término cumbia es de raíz afro-colombiana. Y sostenerla es caer en el error de los chilenos de mencionar a su bebida con el peruanísimo «pisco»; el término debe ser adecuado, sugestivo y trascendente. Sugieren el de «chicha», así se le conoce en el exterior, pero esta corriente apareció diez años después. Proponemos las fusiones «cumbicha» o «venivan». La ventana está abierta.

El Perú debe dejar de ser un país de las oportunidades perdidas. Todos nuestros esfuerzos creativos deben centrarse en la agricultura orgánica, producción alimentaria y el turismo ‘la industria sin chimeneas’. Tenemos como ningún otro país, una gran diversidad de etnias culturales y/o culturas prehispánicas, además de la cultura incaica.

Con esta política de sanidad, estaríamos contribuyendo con la humanización al enriquecer la cultura y al disminuir la contaminación ambiental local, regional y mundial.

Un Palacio de las Bellas Artes. Arequipa requiere de un verdadero Palacio de las Bellas Artes, no como el armatoste o adefesio del local y lugar actuales.

El local debe ser una obra del arte arquitectónico permanente, con pautas modernas, estructura noble y creativa, y en una zona suficientemente amplia y aislada, como para instalar o refugiar a más de diez mil personas (menos del 1% de la población actual).

Al respecto, debemos desterrar no solo la corrupción sino también la mediocridad. Las obras deben ser no solo importantes, sino trascendentes, como una muestra de la cultura peruana para el mundo. ¿Por qué permanecen las maravillas arquitectónicas universales? Si hubiera imperado la mediocridad no hubiera existido Machu Picchu, por ejemplo.

Por mi parte soy enemigo del concepto costo-beneficio —muy estimado por los pragmáticos del bolsillo—, sobre todo en cuanto se refiere a la cultura y la educación, porque quieren sacar provecho pecuniario de todo, y no diferencian lo material de lo espiritual. Para hacer una obra, material o inmaterial, se debe pensar en llevar el apellido en alto y no bajo los zapatos.

Sin embargo, esta propuesta, me desmiente en parte. Repito los conciertos musicales organizados en el país y fuera del, son llenos totales, y contentan a ambas partes.

Preguntémonos qué obras urbanísticas trascendentales se han realizado en Arequipa. NINGUNA. Y si no, veamos las de mayores proporciones: El puente de la marina, es una pista carretera más, el estadio de la UNSA obedece a una mentalidad de escondite, las malhadadas fachadas de la Municipalidad de El Filtro o el Gobierno Regional con su obelisco al supositorio, es un remedo del Obelisco de la capital de Argentina, como lo es también el Cristo Jorobado de Lima, del que existe en el Pan de Azúcar del Brasil.

Dan vergüenza ajena, son deprimentes, y no dignifican al pueblo. Si alguno quisiéramos salvar y rescatar sería el edificio de la Corte Superior de Justicia, pero solo en cuanto a sus vitrales (1985) obra maestra del artista Teodoro Núñez Rebaza, amigo de ocasión.

En fin, debemos convenir en la necesidad de un festival de música tropical peruana y del huayno tropicalizado (buenos exponentes hay en Cusco, Puno y Arequipa, entre otros), sin olvidar los otros géneros, así como construir edificios idóneos, creativos y distintivos.

Arequipa, julio del 2022.

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