“El amor de pareja” es el primer nivel de desarrollo socio emocional
Por: Juan Manuel Zevallos Rodríguez – Psiquiatra y Magister en Salud Mental del Niño Adolescente y Familia.

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Siempre, a lo largo de la historia, cada vez que los padres han sido cuestionados sobre los errores cometidos en la formación de sus hijos han generado una respuesta similar a la que hoy les planteo… “es que nunca ha existido un manual que nos hable como deben ser la formación de nuestros hijos”.

HOY CONOCI EN EL MUNDO GENTE MARAVILLOSA

Quizá aquella respuesta pueda servir para aliviar los sentimientos de culpa que pudieran haberse desarrollado a lo largo de tantos años llenos de errores, pero, esa respuesta en si ¿está llena de verdad o solo es una triste justificación ante la falta de preparación socioemocional de los padres?

Quizá la verdadera respuesta se halle en un análisis crítico de nuestra conducta como padres y entender que quizá el manual de ser padres perfectos siempre existió, que estuvo delante de nuestros ojos y cada uno de nosotros negligentemente solo quiso obviar su contemplación.

Cada uno de nosotros somos seres vivos llenos de capacidades desarrolladas y como un sinfín de capacidades en proceso de desarrollo que exigen nuestra pronta preparación.

Como padres o como futuros padres, la primera obligación que nos debemos es tener el mejor nivel de preparación para entender la paternidad, la crianza de hijos y la salud socio emocional de estos.

Los tiempos han cambiado y siempre para mejor.

Hoy es un buen momento para encontrar la verdad en nuestros actos, para destilar bondad en nuestras palabras y abandonar las estepas de la negligencia conductual en pro de una pradera de conocimiento, entrega y dedicación.

Hoy es un buen día para recordar una de las historias más bellas jamás escritas en la historia, hoy es un buen día para recordar la historia de aprendizaje socio emocional paterno entre un padre maravilloso llamado José y un niño eterno llamado Jesús:

“Hace muchos años, en un pueblo lleno de miseria económica vivió un hombre lleno de riqueza socioemocional, ¿su nombre? José, ¿su ocupación social? artesano, carpintero, ¿su mayor responsabilidad? su vínculo de pareja, ¿su mayor tesoro? un niño llamado Jesús.

Hace muchos años, aquel hombre de Nazaret conoció a una bella doncella llamada María y, amo profundamente a aquella doncella y aun en los momentos más difíciles de su relación agradeció cada segundo de aquella relación.

José era un hombre justo y un día fue puesto a prueba.

Fue sujeto de la mayor prueba que puede ser obligado a pasar esposo alguno: aceptar la paternidad de un niño que no era su niño pero que, a la vez, fue la luz de sus ojos.

Al inicio de aquella prueba José se sintió traicionado, quiso rechazar a María, su esposa, y por el gran amor que le tenía no pudo hacerlo. Él la amaba tanto y nunca hubiera podido generarle daño alguno. Por ello simplemente se alejó y se sumergió en la oscuridad de la duda y del sufrimiento. Se sumergió en las aguas de la desesperanza y el miedo, la desesperanza de poder construir un hogar con María, como fue siempre su sueño y el miedo de aceptar algo que está lejos de su comprensión, el miedo de no poder creerle a su esposa.

Si, el mayor educador de la historia de los hombres enfrentó un gran miedo, el miedo de no poder creer.

El sabía en lo profundo de su mente que el primer pilar en una relación de pareja era la confianza y aquel día cuando María le narró la visita del ángel y el honor que tenía de ser madre sin haber tenido contacto con hombre alguno, el mundo se le vino abajo, ¿cómo creer una historia como aquella?, ¿cómo aceptar que un niño puede ser creado en el vientre de una mujer sin participación de hombre alguno? Todo ello estaba lejos de su conocimiento y por eso se alejó de su amada María con mucho dolor en su corazón porque la amaba.

Pero José era un hombre bueno y justo y un día cuando el rencor se disipó en su mente, escuchó una voz en el vacío de su conciencia que le dijo ¿por qué dudas de aquella que tú sabes bien que te ama con su vida entera?, ¿por qué dudas de aquella que siempre ha estado a tu lado y que daría su vida por ti?, ¿por qué dudas de aquella que un día dará a este mundo un niño llamado la luz de la humanidad y que tu cuidaras a plenitud?

José, el padre del maestro de la emoción, sabía que su amada María siempre caminaba por los senderos de la verdad y la justicia, la justicia personal que nos lleva a dar lo mejor de cada uno; por ello reflexionó en aquellas preguntas que surgieron en su mente y fue luego en búsqueda de su amada.

Cuando luego de recorrer aquellos caminos llenos de polvo y silencio vio a María fue a su encuentro y se reclino a sus pies llenos de culpa y le dijo “bendita tu entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, mi amor”. Luego de un escueto diálogo, ambos se estrecharon en un abrazo eterno y agradecieron a la vida que les debía tanto. Agradecieron por los momentos felices y también por los momentos de aprendizaje. Agradecieron por aquella prueba tan grande que el artesano de la vida los hacia pasar.

¡Yo te amo, María!, le dijo José, mientras contemplaba sus ojos, mientras tomaba con ternura sus manos, mientras le amaba. “Me siento culpable por haber dudado de tus palabras ya que, tanto tú como yo sabemos, que el primer pilar en la formación de una familia es la confianza en la pareja y que el primer nivel para que se desarrolle en niño en familia es la relación plena entre sus padres y; yo quiero que el fruto de tu vientre, tenga la mejor familia del mundo, una familia que se base en la mejor relación de pareja y una pareja que cimiente su vínculo en la confianza plena. Creo en ti mi adorada María y creó en cada momento de tu historia y ese niño que vendrá a acompañarnos muy ponto al ser parte tuya ya es parte mía y él tendrá aquella familia que todo niño merece tener”.

De seguro aquellas palabras no solo llenaron de alegría a María, sino que llenaron de felicidad la mente en formación de aquel niño que estaba por nacer”.

Hoy se, que aquella madre que se siente amada, querida, valorada, respetada y comprendida por su esposo durante el embarazo regala a su hijo por nacer un doble regalo de amor, le regala a diario confianza por la vida, esperanza por el futuro y ternura en los actos que hilvanará.

DATO

Hoy sé, con base en la experiencia que el amor pleno entre papá y mamá durante la gestación representan el primer nivel de desarrollo socioemocional de los hijos y que ese primero nivel de desarrollo es el más valioso e importante para la vida.

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