Defensa del curador
Por: Nicole Lazarte

Verónica Torocahua es una destacada artista visual, gestora y difusora cultural, tallerista plástica y comisaria de Arequipa. Egresada de la Escuela Nacional de Arte “Carlos Baca Flor”, fue residente de la Casa Cultural ELA en Lima en 2018 y 2019. cuenta con cuatro exposiciones individuales, ha gestado y participado en varias exposiciones colectivas, organizado y colaborando en festivales de arte de índole nacional e internacional. Fundadora del Proyecto multidisciplinario “Proyecto Aquelarre”, actualmente ejerce como presidenta de Colectiva QUIPA (reconocido como punto de Cultura local por el MINCUL) donde trabaja junto a otras mujeres artistas talentosas de la ciudad. Aquí hace defensa de los apoyos en cultura.

¿Ha recibido alguna vez subvención para catálogos, salas o auspicios?

Generalmente mis proyectos se han desarrollado en locales de entidades públicas; por ejemplo, de la municipalidad. Hay que trabajar con documentos, todo ese trabajo burocrático necesario con espacios públicos. Generalmente te dan el espacio pero no más que eso. Salvo una vez cuando me invitaron para una individual en la Biblioteca Mario Vargas Llosa; imagino que ellos ya tenían el presupuesto, me apoyaron en los catálogos, y también un banner; y estuvo bonita la exposición, y el apoyo que me dieron como artista.

En realidad, todo espacio púbico que es cultural debería tener un protocolo de trabajo para los artistas y un mínimo de dinero destinado a cada actividad cultural. Eso sería lo idóneo, pero lamentablemente en Arequipa todavía no se da la importancia necesaria al arte.

¿Ha solicitado apoyo económico del estado para algún proyecto suyo?

Si, cuando nos financiaron el sexto proyecto “Aquelarre”. Trabajar con el Ministerio de Cultura es bonito, nos destinaron dinero para realizar el proyecto; pero hay que tener mucho cuidado, como es sector publico te piden toda la documentación pertinente, un registro de todo lo que destines para el proyecto, y siempre te dan observaciones. Nosotras también tuvimos observaciones, porque no estábamos acostumbradas al papeleo: hay que registrar cada boleta, hay que ser bien rigurosos. Todos aquellos que deseen postular para proyectos del sector público: es necesario leer todo, porque te dan una carta de compromiso, que consta de 20 páginas.

Todos los artistas con los que hemos trabajado desde el área audiovisual, diseño, portada, todo se hizo a la orden; y lo genial fue que pudimos pagarles a todos, que generalmente lo hacemos ad honorem. Cuando tenemos un proyecto alguien se encarga de hacer un diseño, pero ¿quién le paga? No se le paga y eso está mal.

Entonces, solamente recurriendo a este tipo de estímulos se puede pagar por organizar, por el tiempo que vamos a destinar al proyecto. Hacer una convocatoria, estar revisando las fichas técnicas es un trabajo bien pesadito.

¿Qué piensa del trabajo de los curadores?

Creo que ayuda bastante. A veces uno como artista es solo productor.

Lo malo es que en Arequipa no tenemos esa idea de una propuesta para cada proyecto. Hacer una individual no es colgar todo lo que has pintado y ya, tiene que haber un porqué, un sentido, una razón.

Cuando presentas un libro de poemas el que corrige o el editor va a seleccionar cosas que cree que puedan funcionar en conjunto; no quiere decir que las que queden fuera estén mal pero hay que potencializar el proyecto. Lo mismo pasa con los artistas plásticos: puedes pintar un montón porque te sientes de muchas maneras cada día. ¿El curador qué hace?, el curador tiene que trabajar de la mano del artista, visitar tu taller, hablar contigo, entenderte. Porque generalmente son teóricos, tienen estudios en historia del arte, entonces nos pueden guiar. Y siento que es bueno que te guíen porque un artista puede ser obtuso. El curador va a ver toda tu producción y va a seleccionar aquello que vea que puede ir de la mano y también idear cuál es el fin de esa exposición individual, para qué la estás haciendo, y él va a darse cuenta y cuando haga el texto de presentación va a contar esa experiencia que ha tenido con el artista.

A veces nosotros podemos crear y expresarnos mediante la pintura o en las manifestaciones artísticas que queramos; pero a veces carecemos de las palabras para expresarnos.

Lo bonito del curador es eso.

Uno también tiene que conocer el trabajo del curador, si ha tocado temas parecidos, con qué artistas ha trabajado y si sientes que tienes conexión y conoces su línea.

Imagínate un curador de exposiciones de paisaje más tradicionales y tú haces abstracto. Si no te ayuda mejor no lo tengas, porque también un artista puede hacerlo, también puede seleccionar sus pinturas si se siente en la capacidad. Pero como digo, si hay la oportunidad de que te sume a lo que estás haciendo, chévere. Porque también es un gasto que pagar.

¿Qué piensa sobre los llamados promotores culturales?

Se podría decir que yo también soy promotora cultural, que genera actividades culturales como ferias, exposiciones. Al principio me llamaban para colaborar con proyectos como una exposición.

Sí me han ayudado de muchas formas algunos promotores, es un trabajo arduo.

Como promotora se lo difícil que es generar un proyecto, las ganas que le ponen, el empeño que le ponen sin esperar nada a cambio porque de eso se encargan los promotores culturales. Me parece excelente el trabajo de los productores en Arequipa.

¿Qué le parece el rol de los encargados de cultura de nuestras instituciones?

El apoyo que dan es muy escaso, y lo hacen casi siempre para obtener algo a cambio. Podrán decir que apoyan dando permisos; pero organizados con otros artistas hemos hechos ferias y casi siempre los administradores nos ponen trabas.

Los funcionarios públicos son terribles, piensan que vamos a lucrar por lucrar. Se supone que deberían tener un plan anual de proyectos culturales y no lo tienen. Hemos tomado muchas veces la batuta, hemos dicho nosotros vamos a trabajar, organizarnos, enviar nuestro proyecto; nos ponen trabas, nos dicen que no y si nos dan permiso nos ponen muchas condiciones y no nos apoyan, dan el permiso y nada más. Nosotros tenemos que ver quién va a cuidar nuestras cosas, tenemos que contratar personas; ellos deberían darnos seguridad.

Después, cuando sale el proyecto a costa de nuestro trabajo vienen con sus cámaras, con su página diciendo la Municipalidad organiza tal actividad cultural en la ciudad.

Para mí eso es una burla. Tienen una galería que está abandonada y no hay actividad, entonces dicen nosotros les hemos dado permiso, ahora hagan una exposición, mañana traigan un cuadro y lo cuelgan.

Esa no es la forma de trabajar con un artista. Se tiene que planificar con anticipación. Y otra: el propio artista no tiene que estar colgando sus obras, porque para eso la Municipalidad debe designar un técnico.

Ese tipo de atropellos hemos tenido que vivir. Los mismos empleados de las entidades públicas tratan mal al artista. He organizado festivales como el “Ilustra Arequipa”: se les pide el baño que tienen en el museo, y muchas veces no nos quieren dar o lo hacen a regañadientes. Falta alguien que les diga estas personas son artistas que generan actividades culturales y hay que darles las facilidades necesarias. Están en horas de trabajo y no quieren trabajar, es lo que pasa. Tengo que hacer hincapié en esto, a veces uno no se da cuenta y puede aceptar como naturales estas cosas, pero no hay que tolerar este tipo de actitudes.

La última vez yo me quejé, porque para guardar cada día las cosas ellos no quieren agarrar nada; dicen ustedes guarden. Les pagan para dar el apoyo necesario, pero no lo hacen. Trato de decir esto a los jóvenes que hacen actividades culturales para que no se dejen abusar, y si ven una actitud así quéjate y dilo. Lo peor que podemos hacer es callarnos y bajar la cabeza.

Creo que es tema del que se debe de hablar más, para que también los otros artistas lo discutan y no se queden callados. Uno tiene que exigir lo justo.

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