Por: Carlos Meneses

“Un adelanto de elecciones no puede ser descartado. Por el contrario, creemos necesario y adecuado ante la renovación democrática que se ha iniciado.”

Compartiendo los deseos, frecuentemente, expresados por congresistas de todos los partidos y colores; al asumir el cargo presidencial la señora Boluarte ha dicho que permanecerá en funciones hasta el 28 de julio de 2026 y con ello contradice, al igual que la mayoría de parlamentarios, el constante pedido de quienes prefieren un proceso de adelanto electoral que suponga reformas en la Constitución y nuevas autoridades en el Ejecutivo y Legislativo para antes de que se venza el periodo constitucional del señor Castillo.

Es que es necesario reconocer que la mayoría de peruanos tiene un criterio diferente al expresado por quienes ahora pueden haber asumido responsabilidades crediticias con miras a sus remuneraciones como congresistas. La verdad es que la confianza de la institución parlamentaria ha llegado a porcentajes tan ínfimos que casi es inexistente.

Eso es algo que debe ser rectificado para defender la vida de la democracia peruana, pero tenemos que hacer un proceso que no la ponga en riesgo y se concluya con el decir común de que sería más de lo mismo. Para ello es oportuno adecuar formas constitucionales que permitan, por ejemplo, el bi parlamentarismo y otras formas que dinamicen el quehacer del Congreso y un aporte real a la consolidación de este poder del Estado.

Hay que abrir las puertas a este cambio que se producirá como parte de lo que estamos viviendo. Hay que limpiar el parlamento y conseguir nuevos valores humanos para superar las deficiencias que se han observado, como el surgimiento de Los Niños y otras especies que significaron prebendas o ingresos indebidos que muchos políticos obtuvieron como congresistas de la República.