No hay diálogo sin paz
Por: Carlos Meneses
“La política del diálogo no se debe practicar solo en las carreteras cerradas sino en los salones donde cada día se juega el destino de país.”
El gran reto para lograr un clima que haga posible y aliente el diálogo en la crisis política se sustenta básicamente en que no haya más muertos y en que se evidencie una política de paz que reafirme la confraternidad entre peruanos y el deseo de superar las dificultades hasta ahora encontradas y consecuencia de la diversidad peruana. Admitamos como cierto que todo aquello que tenga como objetivo crear las condiciones para conversar, servirá para resolver lo que hasta ahora no ha sido posible.
La paz no se corrige con bloqueos ni con represiones y violencia y ni siquiera con ligereza en calificar a terceros cuya opinión es tan válida como la propia o que pueda lastimar al hermano.
Es menester vivir en un clima de donde hay labores respetables y formas de encontrar puntos de coincidencia más cercanos al fin de devolver tranquilidad, consolidar un adelanto electoral y definir condiciones que lo hagan válido para todos pareceres.
El llamado a la paz ha sido perfectamente entendido por todas las religiones existentes en el país que han dirigido un mensaje a la presidenta Dina Boluarte para que aliente esta iniciativa de buscar el único lenguaje que pueda acercarnos y no alejarnos.
Existe un propósito en la Policía Nacional del Perú, y en el apoyo que ella recibe de las Fuerzas Armadas, que mediante convencimiento e inteligencia consiguen treguas para reabrir carreteras cerradas, permitir el abastecimiento de mercados y procurar que el combustible llegue a todos. Esa misma manera de actuar es la que requerimos antes de acudir a la violencia o a la represión.