De qué vive el artista
Por: Kusy Alely Salas Yahua
Ángel Mario Cuela Supo, nacido en la ciudad Taraco, Puno, pasó allí sus primeros años de vida, luego radicó en Arequipa, donde estudió. Es ahora un reconocido artista escultor cuyos trabajos se encuentran en las plazas y parques de su ciudad, Juliaca. Quisimos saber sobre su trabajo.
P. ¿Piensa usted que el artista necesita una propuesta teórica antes de abordar la obra?
R. Necesariamente, el artista no es solo la parte técnica, el artista tiene que sentir sus obras y para eso debe estar informado de muchas situaciones de la vida. Tiene que saber, ¿qué estás haciendo? ¿Qué es lo que quieres?
Si uno no sabe por qué hace una obra, a pesar que quiere decir algo y le falta, ¿cómo vas a canalizar eso? Mediante la lectura, los libros; y de ahí vas a decir “ah, había sido esto”.
La mayoría son buenos en la técnica y cuando conversamos están perdidos, o bien no se quieren manifestar, son tímidos, no lo sé. Pero para una investigación es necesario que haya teoría.
P. ¿Usted lee libros de teoría del arte? ¿Qué autores le interesan?
R. Me gustan las obras de Iconografía Andina, “Arqueología de la cuenca del Titicaca” de los autores Luis Flores Blanco y Henry Tantaleán. “Introducción a la pintura peruana” de Mirko Lauer; María Acaso, “El lenguaje visual”. Y así.
Estos libros sirven para fundamentar lo que sientes. Nosotros todos tenemos una forma de percibir y una forma de interpretar, pero con los libros es mucho mejor, ¿por qué?, porque conoces otras culturas.
Cuando yo llevé una propuesta para un parque y le expliqué al ingeniero encargado de la obra dónde estarían las esculturas y los espacios que se podría agregar para el compartir en familia y disfrutar, al ingeniero no le interesaron mis propuestas, solo quería terminar la obra y cobrar. Ese ingeniero, en mi opinión, no es sensible, no es culto, es un autómata. ¿Pero qué pasaría si ese ingeniero leyera? En forma genérica nomás, sobre artes. Ahí sería culto, sabría para qué sirve el trabajo del artista.
Por eso yo digo: un alcalde debe ser culto, debe saber, porque si uno no es culto no es que sea malo, solo que no conoce, y si no conoce menos lo va a valorar.
P. ¿Le interesa el arte contemporáneo? ¿Lo practica?
R. Me interesa, no lo práctico. Dándole la contra a Avelina Lesper: el artista es infinito, la creación es infinita y dentro del arte contemporáneo puede haber muchas cosas buenas, como también cosas estúpidas, uno puede decir qué es lo real y qué no es.
Hace poco leí de una escultura que costo más de cien mil dólares, la escultura era la Nada. ¿Qué hizo el escultor? Hizo un pedestal, aquí encima está la escultura, nada, no hay nada. Incluso el escultor pidió al que lo compre, tener un cuarto con un espacio para la escultura. Y ahí está la Nada. Una señora compró la escultura, solo el pedestal y no hay nada encima. Es algo absurdo, un engaño, ¿Quién se prestó a esto? El público.
Ejemplo: las obras de Andy Warhol, una que otra me gusta, la mayoría no me gusta y cuestan millones.
P. Entonces, ¿qué piensa de las subastas millonarias de obras de arte contemporáneo?
R. Por eso digo, hoy en día la obra ha pasado a segundo plano, lo primero son los certificados. ¿Quiénes son? Esos grupos de poder en ahí están: los galeristas, los dueños en Europa, Asia. Ese es su trabajo, crear también un espacio donde se blanquea el dinero. Hay gente que prefiere tener guardada una obra de arte en una caja fuerte y ni siquiera sabe de arte. Esa obra digamos que cuesta unos 200 millones, ya lo tiene guardado en ahí, es todo. Negocios.
Hay un momento en que el artista se vuelve un Dios. Ejemplo: un artista vendió sus excrementos enlatados, él dice “El arte de mierda”, con doble sentido. Supuestamente está en contra de este tipo de arte y él lo hace y lo enlata, tipo sardinas. Él excrementó, y eso paso a la historia de arte, y está en los museos. No destaparon esa lata, y ahora efectivamente no saben si es excremento o es algo distinto, no se sabe, es una incógnita.
Cuál es el problema: los críticos tienen miedo ¿Por qué? Antes del expresionismo existían los críticos, ellos tenían sus cánones de belleza. “Esto no es una obra de arte, ¿qué es esto? Estos me quieren impresionar” indicaba el crítico. Y ahí queda la historia. Los críticos ya no pueden decir que una obra no es arte, no es obra, por temor a equivocarse y pasar como malos. Por eso tienen miedo de decir que eso está mal, ahora todo lo aceptan. Falta justamente leer, discernir, qué es arte y qué no es arte.
De ahí viene todo este desbalance: cualquier cosa puede ser arte. Y en realidad no, no todo puede ser arte. Si todo es arte ¿el matar es un arte? Hay gente que te puede decir que sí, mutilarse es arte. ¿Hasta dónde se está llegando? Estamos pasándonos de la línea de lo que es un verdadero arte y decir que cualquier cosa es arte, y eso está mal.
P. ¿Cree que algún día nuestra región tenga un público consistente aficionado al arte contemporáneo?
R. Sí, claro, porque es una moda. Hoy en día con la tecnología rápido llega uno a enterarse de las modas. Que no tenga recepción es porque el público de Juliaca no está preparado para esto. El artista que hace aquí un arte contemporáneo o un nuevo estilo, no va tener un receptor. Pero con la lectura, con la moda puede llegar.
P. ¿Le gustaría recibir financiación pública para realizar obras de tipo contemporáneo?
R. Para hacer una buena obra más que todo en escultura.
Pero no me gustaría recibir dinero del Estado con un compromiso, no quiero comprometerme a hacer lo que ellos me digan. Si me dicen mira le damos tanto, y hágame lo que quiera, ahí sí. Pero si me van a decir quiero una alegoría a la minería, digamos, ya me están condicionando. Eso no quisiera, si me dicen lo quiero así con todos los detalles, no.
Sí he vivido en algún momento de eso, porque el artista también, de qué vivimos. Te dicen quiero esto, pero no con los detalles, como te digo.
Yo conversé con el alcalde Vidal Chaves. Cuando me fui hasta Arica con mi hermana vi la escultura de un “roto”, y le dije a Vidal en broma “Oye, porque allá no habría un cholo”. De ahí me nace la idea de hacer un cholo en Juliaca. Eso le cuento al alcalde, para convencerlo le cuento “Me he soñado que he visto el cholo juliaqueño y yo quiero hacerlo” Le conté esa idea. Tiempo después qué dice Vidal Chaves, “yo he ido a una convención de alcaldes y se me nació la idea de un cholo porque he visto el roto”. Todo lo que le dije.
Un día nos encontramos y le digo “¿Por qué dijiste esas cosas?”. Me dice “Noo, es qué quiero lanzarme nuevamente, al congreso”. Pues no conmigo. Y el proyecto del cholo se hizo.
Después íbamos a hacer un juego en el Parque de las Américas. Ahí sí me impuso Vidal Chaves, “Quiero un Simón Bolívar como el del congreso” me dice, y yo le digo no, si, no, no, no. Había mayor cantidad de dinero, y me ganó, como él tenía el dinero. Al final nos discutimos, “No va a pasar eso a la historia”, yo incluso le bromee. “Ya, yo lo voy hacer a Simón Bolívar, pero a mi modo. Aunque sea lo voy hacer agarrando su caballo y él que esté orinando”, le dije. “Lo que quiero es que diga la gente en tal sitio he visto a un Simón Bolívar orinando”, así entre bromas, pero yo quiero hacerlo a mi modo, que esté en Juliaca y que digan “En una parte de América Simón Bolívar está orinando”.
Lo que quería es salir de lo común, pero “No, no, no, yo quiero al congreso”. Y lo han mandado a hacer, y ahí le ha dado virus, creo; y el proyecto se ha despedazado pues. Ahora ya no hay nada, lo han sacado.
Justo ahora estoy haciendo un proyecto para el Parque las Américas.