Wifi comunitario para cerrar la brecha digital
Por: Daniel Losada
La pandemia potenció notablemente los beneficios de la conectividad y, a la vez, expuso aún más las diferencias entre quienes están conectados y quienes no, una brecha digital que plantea dos retos: la asequibilidad y la disponibilidad del acceso. Ambos pueden ser abordados eficazmente por el wifi comunitario, capaz de llevar acceso a internet a comunidades remotas asequiblemente, e incluso gratis vía subvenciones públicas. La ampliación de la capacidad satelital en Latinoamérica prevista para el 2023, junto con distintos planes de conectividad gubernamentales, perfilan al wifi comunitario entre las grandes tendencias del año en cuanto a brecha digital.
A diferencia de la conectividad terrestre, cuyo costo está fuertemente influido por la distancia hasta las redes troncales de fibra óptica, la conectividad vía satélite está disponible ubicua e inmediatamente. Así, resulta mucho más económico y rápido llegar con ella a comunidades alejadas de las troncales, bien por ser áreas remotas o de baja densidad poblacional, donde las redes terrestres no llegan o lo hacen deficientemente.
Ahora bien, aunque las estrategias gubernamentales de la región para el cierre de brechas en zonas alejadas son diversas, suelen hacer énfasis en la conectividad de las escuelas, dejando de lado a las comunidades a las que pertenecen. Si bien brindarles conectividad puede preparar a sus estudiantes para la vida adulta, el impacto de conectar a toda la comunidad es inmediato: permite interactuar con los servicios del Estado, mejorar la atención médica, acercar seres queridos, facilitar a las organizaciones conocimiento aplicable a sus actividades y las ayuda a comerciar fuera de su alcance físico. Precisamente, el wifi comunitario contribuye a alcanzar estos beneficios, con acceso a internet a través de un punto de acceso wifi conectado al satélite.
La conectividad satelital comunitaria puede ofrecerse en el modelo subvencionado y el de servicio comercial en modalidad prepaga, no excluyentes entre sí. El primero permite a la población recibir el servicio gratis o a bajo costo, mediante puntos de acceso instalados en una escuela, centro de salud, biblioteca o centro comunitario. En el segundo, una tienda minorista suma el acceso a internet a su oferta de productos con una antena receptora satelital (VSAT) y un punto de acceso wifi en sus instalaciones. Así, mientras obtiene una fuente de ingresos adicional desde un esquema prepago, facilita a la población un internet asequible.
Resulta evidente, entonces, que cerrar definitivamente la brecha digital geográfica no es una utopía. Es una realidad alcanzable con base en la combinación de la tecnología adecuada y la voluntad necesaria. Ya no quedan motivos para no hacerlo.