Cooperación y solidaridad ante los desastres naturales
Por: Aldo Llanos – El Montonero

Y de pronto las lluvias con lágrimas, los huaicos con dolores y la carestía de agua en nuestras vidas. ¡Nos habíamos olvidado de las lágrimas, los dolores y las carestías de los otros! Y sin embargo, una nueva normalidad se empieza a vislumbrar en nuestros horizontes. De pronto los participantes en «Esto es guerra» dejan de armar vasitos para armar una campaña solidaria. Los partidos de oposición dejan donativos en diversas instituciones gubernamentales, a pesar de los desencuentros entre los poderes del Estado que nos acompañan en los últimos tiempos. Gente de los distritos más pudientes se movilizan hacia Chaclacayo, Chosica y Puente Piedra para realizar labores de cooperación; y la gente del pueblo, trabaja codo a codo con sus vecinos más acomodados de Punta Hermosa.

Los puentes caen y las edificaciones son destruidas en Lima y provincias, y la gente empieza a tomar conciencia de que las obras «deben estar bien hechas». Una multitud de pulpines ayuda en los Centros de Acopio en todo el país, dándose tiempo hasta para ayudar a las mascotas olvidadas. Tres días de una inusual y copiosa lluvia bastaron para que el limeño promedio sienta la incertidumbre que viven muchos pobladores olvidados del interior cuando los amenazan los fenómenos naturales.

Parroquias y movimientos católicos, iglesias evangélicas y conocidos personajes públicos, ateos y agnósticos, movilizan ayuda social sin mirar el credo de quien tienen enfrente. Escolares que ya no pasan tiempo en el colegio aprendiendo materias, pero pasan tiempo junto a sus familias, juntando agua, ayudando a otros y aprendiendo de solidaridad, altruismo y generosidad. Y finalmente, me quedo con la «normalidad» de humildes niños norteños, que, ante la tragedia, siguen sonriendo para la foto, mostrándonos esperanza y fe en un futuro y un Perú distinto… ¡mejor! Y ojo que esta es una actitud que no es obligatoria para el que sufre, pero que creo que todos, en el fondo, queremos y admiramos. ¡Viva el Perú!

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