Por: Carlos Meneses

La Autoridad Nacional de Infraestructura (ANI) fue propuesta por el Ejecutivo con  el fin de reemplazar a la Autoridad Nacional de Reconstrucción con Cambios, cuya gestión fue un fracaso, por el mal manejo del dinero público en obras que no funcionaron correctamente, lo cual quedó evidenciado durante los desastres que se registraron por el ciclón Yaku, especialmente en el norte del país.

Por ello,  debería darse una mejor fiscalización y un enfoque integral que no solamente tiene que ver con el manejo de la infraestructura, sino además con el mantenimiento de la misma.

ANI, según el Ejecutivo, tiene como objetivos estratégicos ejecutar obras emblemáticas en todo el territorio nacional, la prevención y el control de las cuencas hidrográficas para evitar huaicos e inundaciones, y llevar adelante el mejoramiento de la cuenca del río Rímac, entre otros del territorio nacional.

Sin embargo, especialistas sostienen que existe la necesidad de clarificar las funciones y actividades de dicha entidad; además debe resolver el enorme problema de infraestructura que tenemos y del sistema de contratación pública.

La Autoridad Nacional de Infraestructura debe estar totalmente despolitizada, debe ser eminentemente técnica, para evitar su burocratización y así  lograr los objetivos para lo cuales fue creada.

El presidente de la Capeco, Jorge Zapata, criticó que el directorio de la Autoridad Nacional de Infraestructura está compuesta por los ministros «y sabemos que ellos son cambiados permanentemente y son lo más político que hay», por lo cual no funcionaría para mejorar y rehabilitar la infraestructura.

Debido al mal manejo del dinero público, a la inoperatividad y deficiencia,  debería darse una mejor fiscalización y un enfoque integral del desarrollo del país.

RESALTAR

Cabe mencionar que, actualmente tenemos 25 mil millones de soles en obras paralizadas y 24 mil millones de soles perdidos en corrupción durante los últimos años.