El matriarcado del mercado San Camilo

Por Orlando Cáceres V.

El mercado San Camilo es uno de los centros de abastos más antiguos y conocidos de Arequipa, así como uno de los más recordados por sus emblemáticos atractivos y sus comerciantes. En esto último, una gran variedad de vendedores pasó por los puestos de esta zona, incluidas Florencia Cahua, Paquita Salinas y Victoria Quispe; quienes laboran en dicho mercado. Son ejemplo de vida, de trabajo y aseguran que hoy celebrarán el Día de la Madre junto a sus familias.

FLORENCIA, PAQUITA Y VICTORIA, EJEMPLO DE TRABAJO Y DEDICACIÓN

Durante varios años, el mercado San Camilo ha visto a Florencia Cahua, Paquita Salinas y Victoria Quispe crecer. Las comerciantes llevan más de 40 años laborando en el centro de abastos más conocido de Arequipa. Por tal motivo, son algunas de las que más reconocimiento tienen entre los vendedores de este lugar. En el marco del Día de la Madre, es bueno hacerle un homenaje a estas emblemáticas trabajadoras.

Por su parte, el administrador del mercado San Camilo, Rando Vargas, destacó la trayectoria de las vendedoras; afirmando que son algunas de las más representativas y activas del centro de abastos. “Pese a la edad y las circunstancias, están viendo qué nos falta, qué sucede, qué puede pasar y en qué pueden colaborar”, explicó el dirigente sobre las comerciantes y su labor en ese lugar.

TRABAJANDO DESDE JOVEN

FLORENCIA CAHUA. Tiene 76 años; de los cuales, 45 han sido dedicados al mercado San Camilo en la sección de quesos. La comerciante nos comentó que se crió en el Valle de Vítor hasta los 19 años, cuando se escapó de aquel lugar. 

Después, cuenta que empezó a trabajar como vendedora ambulante en las calles de Arequipa, ofertando medias; incluso llegó a tener su propio puesto dedicado a este rubro. No obstante, lo abandonó para realizar diversos negocios con lácteos en Juliaca (Puno). Cuando regresó a la Ciudad Blanca, fue recibida con un ‘stand’ de quesos que es su fuente principal de negocios en la actualidad.

La comerciante cuenta que la trayectoria que ha vivido hasta ahora la hizo una persona preparada. “Hay que ser fuerte, seguir con el mismo trabajo. Ser honesta, no desearle mal a nadie e ignorar a todas las personas. Debes dedicarte a trabajar”, explicó.

Asimismo, la comerciante destacó que inculcó los valores y el amor por el trabajo en sus seis hijos, dos se convirtieron en profesores, uno es abogado, otro es contador y una viene a apoyarla recurrentemente en la venta diaria con ciertas tareas que ella no puede llevar a cabo por su avanzada edad. A pesar de que sus hijos no quieren que su madre continúe laborando, ella asegura que se aburre cuando no está frente a su puesto de quesos.

Para finalizar, la vendedora aconsejó a la población que para llevar una mejor vida en familia en base a la experiencia que tuvo en sus 76 años de vida. “Diría a las mamás que nunca discutan con su pareja delante de los hijos. Si tienen que realizar algún intercambio de palabras, haganlo apartando a los hijos; porque luego no van a querer estudiar ni salir adelante. Quien es el eje de la casa es la madre, porque tiene que estar ahí apoyando a los hijos y al esposo”, expresó.

LA TRAVESÍA DEL PAN

PAQUITA SALINAS. Nos relata que empezó a vender pan en el mercado San Camilo a partir de los 21 años. A sus 81, recuerda la atención que su madre brindaba a sus clientes y el esfuerzo que ella hacía por su trabajo. 

A la muerte de su madre, Paquita quedó a cargo del puesto de pan (que es uno de los más representativos del mercado San Camilo). Así ha sido desde hace 40 años, dando su mayor esfuerzo para satisfacer las necesidades de sus clientes.

Doña Paquita destacó el cambio generacional que hubo en el mercado San Camilo. La vendedora recuerda a colegas suyas más antiguas que ella que, lastimosamente, actualmente no se encuentran en esta tierra. “Había señoras más antiguas que yo, pero ‘toditas’ ya han fallecido. Las que hay ahora son nuevas (…) (Los nuevos vendedores) están igual como de costumbre”, indicó la comerciante.

Hoy por hoy, Paquita Salinas es apoyada por una hija suya y su nuera. Mientras tanto, sus otros tres retoños tienen trabajos estables. La comerciante siempre les recordó que la base de la vida es el estudio, por lo que siempre les inculcó dicha labor para continuar en su diario vivir.

Estudien nomás. Tienen que tener sus carreras y tener una profesión”, expresó.

APOYADA POR DIOS

VICTORIA QUISPE. Recuerda a sus 75 años que trabaja en la sección de verduras del mercado San Camilo desde que tenía 15. Durante los 60 años que ha laborado, aseguró que antes se vendía más porque no había una gran cantidad de centros de abastos como ahora.

“Antes, este era el mercado, no había Avelino ni otros. Este era el central”, recuerda la comerciante.

Además, la vendedora indicó que no suele ir a los demás centros de abastos (Avelino, Río Seco, etc.), pero reconoce que actualmente hay más personas en dichos lugares. “En ese entonces, Arequipa era más tranquila. Yo venía caminando desde Paucarpata (hasta San Camilo)”, destaca Victoria Quispe sobre aquella época.

A pesar de mostrarse reacia a hablar de su familia (resaltando solamente que sus hijos están trabajando), Victoria Quispe hace hincapié en su relación con Dios y cómo es que ha sentido su apoyo durante toda su vida.

“Yo pienso nomás en Nuestro Padre y en Jesucristo, nada más. Nuestro Dios es la fuerza, es bendición. Para todos es Jesucristo. Un solo Dios tenemos: Jehová y Jesucristo su hijo”, aseguró. 

Con más de 45 años de trabajo en el mercado San Camilo tras su espalda, cada una de las comerciantes logró constituir una vida estable gracias a la dedicación que han mostrado. A pesar de que continúan saliendo a trabajar, cada una muestra una dedicación propia de una persona de 20 años.

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