La “Mamita de Chapi”se reencontrócon su puebloluego decuatro años
Por Roxana Ortiz A. Fotos: Adrian Quicaño P.
Hace un mes, miles de corazones esperanzados y muchos agradecidos, viajaron hasta su Santuario en Polobaya para estar con ella en su día. Esta vez la imagen de la Virgen de Chapi, la “Mamita”, la “Patrona de Arequipa”, les devolvió la visita y estuvo junto a los fieles que se dieron cita en la Plaza Mayor de la ciudad.
La fe en la sagrada imagen se hacía visible en los rostros compungidos de hombres y mujeres que estuvieron en el lugar, no a pocos esa emoción se le escapaba de los ojos y humedecía sus mejillas. “No me imaginé verla aquí, no he ido a su Santuario hace años por mi enfermedad”, decía doña Anita, quien se apoyaba en un bastón y alzaba su otra mano como esperando que su «Mamita» hiciera lo propio, mientras era llevada en procesión.
Partió desde Polobaya, cerca al mediodía y se detuvo por unos minutos en las plazas principales de los pueblos tradicionales por los que pasaba, como Yarabamba o Quequeña, donde los habitantes sacaron las imágenes de sus santos y patronos para darle el recibimiento.
Solo pudieron acercarse hasta la camioneta donde permanecía en una acolchada urna de madera que la protege de cualquier posible movimiento brusco que pueda tener. Estaba cubierta con una tela de terciopelo color rojo carmesí. Solo sabían que estaba allí y eso les bastaba.
Como ha ocurrido en los últimos años, su «celoso guardián», el padre Zacarías Kumaramandalán, la acompañó durante todo el trayecto, esta vez llevaba un bastón para evitar caídas.
CEREMONIA MULTITUDINARIA EN PLAZA MAYOR
En la Plaza Mayor la esperaban una gran cantidad de personas que trataban de ocupar los lugares más cercanos al gran altar que se levantó delante de la Basílica Catedral.
El verdadero acercamiento en esta jornada entre la Virgen de Chapi y su pueblo, fue cuando se llevó a cabo la procesión por los alrededores de la Plaza, a cuyo acto acompañaron decenas y decenas de personas; luego del recorrido fue colocada en un altar a varios metros de altura para hacerla más visible.
Dos horas después, el Nuncio Apostólico, acompañado del arzobispo arequipeño, junto a la mayoría de sacerdotes de la Arquidiócesis, ingresaron y tomaron posesión de espacios reservados a ambos lados del altar.
En primera fila estaban las autoridades de la ciudad presididas por el gobernador regional de Arequipa, Rohel Sánchez Sánchez; el alcalde provincial Víctor Hugo Rivera, el presidente de la Corte Superior de Justicia, César de la Cuba, la prefecta Lucía Valdivia, entre otras autoridades civiles y militares.
Resaltaba su vestido y manto beige con aplicaciones doradas que hacía juego con el cáliz, los 20 copones ubicados en el altar, las casullas de los sacerdotes y el revestimiento del altar en donde se había colocado un crucifijo.
La Patrona de Arequipa quedó cara a cara con los cientos de ciudadanos que llenaron el principal recinto de la ciudad, como pocas veces ha ocurrido. No había espacio entre ellos, sino para respirar y no pocos desmayos se registraron.
Fue el Nuncio quien celebró la misa. Uno de los momentos más llamativos de la ceremonia fue el de la distribución de la Eucaristía a través de decenas de sacerdotes y monjas que se habían dispuesto por la plaza.
La actividad culminó cerca de las 8 de la noche; sin embargo la población se negaba a abandonar el lugar a pesar del intenso frío y cual si fuera un artista al culminar su show, pedían: » Que salga, que salga»
Esta visita se logra gracias a un llamado del Papa Francisco a realizar una de las actividades previas a la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se realizará en octubre en Roma bajo el lema: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”.
El encuentro con su pueblo coincidió además, con el momento en el que hace más de 2 mil años, la madre de Jesús visitó a su prima Isabel, quien la proclamó como “bienaventurada porque creyó en la palabra del Señor».
A esta fiesta se le denomina «de la Visitación de la Bienaventurada Virgen María», pero adicionalmente se lleva a cabo la clausura del mes mariano, con la presencia de monseñor Paolo Rocco Gualtieri, Nuncio Apostólico en el Perú.
La imagen de la Virgen de Chapi retornó a Arequipa luego de cuatro años de ausencia y tres de haber dejado de recibir a miles de fieles en su Santuario, por la pandemia de la COVID 19, aunque en dos oportunidades sobrevoló la ciudad, con la esperanza de la ciudadanía en que la enfermedad se aleje y deje de cobrar más vidas humanas.
Seguramente vendrán más visitas de la Mamita de Chapi hasta la ciudad y será una oportunidad más para que aquellos hijos que no pueden viajar a su Santuario, puedan acercarse a ella y recibir sus bendiciones.