El hombre del violoncello
Por: Por José Antonio Quezada

Josué Daniel Arhuiri Cateriano es el violoncellista en la Orquesta Sinfónica de Arequipa desde el 2012. Ha sido solista con la OSA en conciertos de 2015 y 2022. Bachiller en Artes por la UNSA, es también egresado de la maestría en Ética y Filosofía política. Artista de la nueva generación local, sus opiniones resultan interesantes.

¿Qué le parece el estado de la música en Arequipa?

Desde mi perspectiva, el desarrollo del quehacer artístico así como la educación musical están lejos aún de considerarse adecuadas. Necesitamos ser conscientes de esto; hemos crecido en muchos aspectos, sí, en otros tal vez no, como es el caso del desarrollo de una identidad musical que marcó la cultura arequipeña y la impregnó de regionalismo en la primera mitad del siglo pasado y de la que todos bebimos, aunque la valoración de este fenómeno puede ser discutible en varios sentidos.

Trato de hacer una observación bastante general porque el quehacer musical en nuestra ciudad de diverso, va desde música académica, pasando por la música popular y urbana hasta la música folclórica o regional. Cada expresión enfrenta sus propios desafíos y vive realidades diferentes, además de contar con nichos de mercado distintos y que muchas veces no tienen ninguna relación.

Para resumir, el estado del quehacer musical en Arequipa creo que está vivo y despertando a las necesidades globales, pero necesita desarrollarse mucho más y necesita más propuestas.

¿Qué virtudes le encuentra? ¿Qué le criticaría?

Más que virtudes, hablaría de características y creo que una de las más resaltantes hoy es la diversidad de propuestas, también el surgimiento de talentos que apuestan por el desarrollo de una carrera musical. Cada vez más personas se arriesgan por el arte.

¿Qué criticaría? Creo que lo de siempre, lo que nunca puede faltar en la escena musical, el maleteo, la envidia y la mediocridad. Ciertamente hay intentos desde la psicología antropológica por explicar esta actitud que parece natural en el hombre, de bajarle el dedo al que sobresale. Pero lo que siempre le digo a mis amigos y alumnos es que aquí, en el grado de desarrollo en el que nos encontramos, no estamos para el maleteo, creo que eso es contraproducente, es dispararse a los pies.

¿Cree que existe creación musical popular o académica en nuestro medio?

Creo que sí existe, pero no en el nivel que se necesita. Tenemos excelentes compositores tanto en el ámbito académico como popular con propuestas muy interesantes que no han estudiado “formalmente” composición. A diferencia de la Universidad Nacional de Música en Lima donde uno puede estudiar formalmente y de manera dedicada la especialidad de “composición”.

¿Es necesario? Por supuesto, creo que una cátedra de composición musical ayudaría mucho a la expresión artística de muchos talentos interesados en esa rama pero que, por falta de estudios formales, no se animan a intentarlo.

¿Qué opina de la Crítica de Arte que tenemos?

Sinceramente no conozco a ningún crítico de arte en la ciudad, o de alguna revista que publique crítica de arte especializada en Arequipa. De haber uno, tendría que ser una crítica bastante medida, sin caer en la zalamería pero que ofrezca crítica constructiva a fin de no asfixiar los intentos de hacer arte en nuestra ciudad.

¿Tiene usted estabilidad económica con su producción artística?

Gracias a Dios sí. Desde hace algunos años toco en la Orquesta Sinfónica de Arequipa, lo cual me ha permitido vivir con cierta estabilidad financiera, y además desarrollarme profesionalmente e incrementar mis conocimientos musicales. Hay muchas cosas que solo se aprenden en la cancha.

¿Desempeña otras funciones además de su arte? ¿Qué trabajos de apoyo tiene?

Además de la producción artística soy profesor privado de violonchelo, pero más como un deber que como necesidad. Reflejo de eso es que mis alumnos se cuentan con los dedos de las manos y he llegado a no cobrar cuando veo compromiso y talento.

¿Reconoce alguna influencia en su repertorio?

Como músico del elenco no tengo la potestad de escoger el repertorio que tenemos que interpretar en la OSA, eso le incumbe únicamente al director artístico, pero en mi formación y estudio individual me han marcado mucho y siempre vuelvo a Beethoven, Brahms, Wagner y Popper.

¿Cuál le parece el artista joven más destacado de nuestro medio? ¿Por qué?

Pregunta difícil de responder, pero en cuestión de música académica a mi particularmente me tiene expectante la carrera que están desarrollando en el extranjero dos jóvenes arequipeñas en el violín, a saber, Jimena Burga y Geraldine Zimmermann, deseo de todo corazón que sean exitosas.

También rescato el trabajo de Rafael Toledo, cultor de la música tradicional arequipeña, quien estuvo muy relacionado con el Dr. Juan Guillermo Carpio Muñoz que hizo un trabajo enciclopédico sobre la música y la cultura arequipeña. Estoy seguro que estoy siendo injusto con alguien, así que, por favor sabrán disculparme.

¿Tiene familiares vinculados a este arte?

Tengo una hermana menor que es instructora y directora de coro en la ONG Sinfonía por el Perú.

¿Qué género prefiere? ¿Por qué?

Creo que hoy por hoy no tengo predilección por un género en particular. Me gusta la música programática que podemos encontrar en Vivaldi y “Las cuatro estaciones”, pasando por Berlioz y su “Sinfonía Fantástica”, hasta el álbum “Scenes From a Memory” de la banda de metal progresivo Dream Theater.

Me gusta mucho relacionar la música con situaciones concretas de forma que disfruto escuchar las bandas sonoras de mis películas favoritas, costumbre que están adquiriendo mis hijas que hacen lo propio con la música de sus películas.

¿Qué importancia les confiere a los concursos?

Tengo una opinión abierta al respecto, aunque hay opiniones diversas sobre los concursos de música. Creo que por un lado es una buena manera de estimular la formación de intérpretes con cada vez más altos estándares de excelencia musical, aunque también es verdad que algunos prodigios musicales podrían verse particularmente perjudicados psicológicamente por la presión que supone un concurso y por lo tanto su desempeño podría no ser el óptimo.

Creo que es en ese sentido que debe tomarse la frase atribuida a Bela Bartok quien dijo que “Las competencias son para caballos, no para pianistas”. Podría decirse que el ganador de un concurso no siempre es el mejor, sino el que se equivocó menos, así que para muchos artistas de renombre está cuestionada la validez de los concursos o competencias.

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