La Gerencia Regional de Salud (Geresa) inició la campaña de cierre de boticas y farmacias que incumplan con los permisos de funcionamiento, que carezcan de personal especializado o que expendan medicamentos vencidos, falsificados y adulterados. Estos vacíos pueden causar situaciones de riesgo para los pacientes, como trato negligente, enmascaramiento de enfermedades y funcionamiento al margen de la ley. 

Una medicina bamba es aquella que carece de registro sanitario, con procedencia desconocida, con fecha de vencimiento expirada, sin registro sanitario, adulterado o cortado. Los medicamentos comúnmente adulterados son los de venta libre, como antigripales y los de alta rotación y demanda, como antiinflamatorios o antibióticos. Durante el 2022 la Geresa decomisó más de 10 mil toneladas de medicamentos vencidos. Mientras que en el 2021 fueron 20 mil. 

«Desconocemos exactamente qué sucede en el organismo cuando se ingiere un medicamento adulterado. La respuesta más leve sería que no haga ningún efecto, pero esto perjudica igualmente porque –en pacientes hipertensos o con diabetes– no ayudaría en el tratamiento contra la enfermedad y, en consecuencia, permitiría el avance de esta. Además, puede que un producto adulterado contenga sustancias extrañas que no sabemos cómo puedan perjudicar a la salud. Es un mal potencial», sostuvo la encargada de fiscalización y control sanitario del Diremid, Patricia Delgado Carpio. 

Durante el transcurso del 2023, la Diremid ha intervenido gran cantidad de farmacias y ha sancionado al menos a 100 boticas que incumplían con alguna de las exigencias. Por lo que recibieron multas de hasta 3 UIT. Los distritos con mayor cantidad de boticas intervenidas se ubican en Paucarpata, Cerro Colorado, Mariano Melgar. Igualmente, en La Joya, San Isidro, Majes, Chala, Chaparra y Atico. 

La Diremid también sanciona a farmacias y boticas que no tengan autorización sanitaria de funcionamiento o carezcan de un director técnico, generalmente químico farmacéutico, que pueda prestar servicio sanitario.