Arequipeño regaló a Lima: dos hospitales y un gigante orfanato

También casa para alojar a madres de provincia que van a la capital del país y creó cunas maternales.

ESPECIALES DE AREQUIPA

Por Carlos Meneses.

Entre las virtudes de los arequipeños está la de ser bondadosos y también agradecidos con quien le abre las puertas de su casa.

Augusto E. Pérez Araníbar Hurtado se llamó un hombre nacido el 26 de octubre de 1858, en el matrimonio de Manuel Pérez Araníbar y María Hurtado y Tapia, quienes viviendo en Arequipa tuvieron que irse a Lima acompañando a Augusto para que realizará sus estudios de pregrado en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNSM).

Al poco tiempo de llegar a Lima, el joven varón comenzó a pensar en las personas vulnerables y donando parte del dinero que sus padres tenían, además, aprovechando las amistades con pudientes instituciones y limeños y habiendo sido designado presidente de la Beneficencia Pública de Lima, se empeñó en conseguir recursos para 2 hospitales de singulares proporciones y un orfanato de 100 mil metros cuadrados (m2) para niños huérfanos o abandonados frente al mar, específicamente, en la Av. Ejército.

No fue suficiente este aporte y Pérez Araníbar alentó la construcción en la Av. Alfonso Ugarte, en pleno centro de Lima, de uno de los más importantes hospitales públicos del Perú, el Arzobispo Loayza.

Tampoco fue suficiente que lo lograra, pues no se detuvo para conseguir que existiera el hospital del Niño, nosocomio de grandes proporciones que desde entonces y hasta ahora es uno de los más importantes de la especialidad en América.

Su obra filantrópica se alternó con la política y volvió a Arequipa para realizar campaña en la que mereció el voto de los ciudadanos de la provincia de Castilla que lo eligieron diputado suplente de la República, entre el 28 de julio de 1892 y 25 de octubre de 1894.

El Puericultorio Pérez Araníbar o centro de atención para niños huérfanos está construido sobre un área de 108 mil m2 y en él se albergan todos los huérfanos que son abandonados, costó, a principios del siglo XX, medio millón de soles y la Beneficencia Pública de Lima y los voluntarios de la operación Mato Grosso, una ONG que fue fundada por el sacerdote Ugo De Censi, ayudaron en su funcionamiento.

El hospital Arzobispo Loayza está especializado en la atención de mujeres y el hospital del Niño es considerado modelo en América entera, pero su obra benéfica no se limitó a lo citado, observó que había muchas personas sobre todo mujeres que acudían a Lima buscando trabajo o auxilio médico. Entonces construyó un asilo que por 3 días alojara a los visitantes sin recursos que en número de 200 llegaban a Lima y carecieran de techo.

Hizo más, pues consiguió que el gobierno obligara a las empresas, sobre todo, industriales a crear cunas maternales, donde las madres obreras dejaran a sus infantes al cuidado de especialistas.

Hospital Arzobispo Loayza

Llegó a vivir hasta los 99 años de edad y en ese tiempo todavía declaró tener fuerzas para seguir trabajando por los pobres, nunca quiso aceptar más cargo que el del ejercicio de su profesión, su especialización en Estados Unidos y la búsqueda de recursos para hacer más obras y asumía las responsabilidades que lo llevaron a merecer que la Municipalidad Provincial de Arequipa, luego de su muerte, lo declarara hombre ilustre e incorporara su retrato en acto público el 27 de octubre de 1958, cuando estaba de alcalde elegido por el pueblo un colega suyo, José Villalobos Ampuero. En la ocasión El Pueblo se refirió elogiosamente sobre Pérez Araníbar en su edición del 28 de octubre de 1958.

Nunca negó su calidad y condición de Arequipeño y aseguró a la gente que le conocía que había sido honrado cuando una institución caritativa de su ciudad natal lo declaró el más bondadoso de los hijos nacidos al pie del volcán y cuando pudo, también, aportó al mantenimiento del asilo Lira que resultó afectado por los terremotos

Sin embargo, gustaba ingresar a las cunas maternales en algunas fábricas para verificar que las guaguas eran bien tratadas y consideradas, así como sus madres, muchas de estas últimas se alojaban en el asilo nocturno que creó para ayudar a las que llegando del interior del país no tenían dónde descansar.

El puericultorio Pérez Araníbar, cuyo nombre le fue puesto en honor y reconocimiento a su trabajo, es el orfanato más grande que existe en América Latina y en él acostumbraba a dormir cuando la enfermedad de un niño así lo requería.

Está enterrado en el cementerio Presbítero Maestro de Lima y falleció en el mes de marzo de 1958. A un año de cumplir los 100.

Puericultorio Pérez Aranibar.

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