CAMINAR Y CORRER

Caminar y correr son dos actividades que el cuerpo en su totalidad agradece. A mí me ocurre que cuando camino toda una mañana, o toda una tarde, no percibo ningún dolor, ninguna molestia, transito plácido por las calles y avenidas, como si estuviera en un estado mágico. Pero los días que salgo a correr, tres veces a la semana como mínimo, la sensación de plenitud es mayor, sobre todo después de la actividad. Y no corro largos kilómetros, solo una vuelta a la manzana y algo más, diez minutos de trote en general. Esto lo hago por las noches, a eso de las siete. Hasta cerca de las diez siento que mi estado de ánimo está al tope. En esos momentos ordeno las cosas de mi escritorio, planifico cuestiones pendientes, escribo sin apuro, olvido los pesares, adopto una visión positiva de la vida. Los científicos señalan que las endorfinas producen estas maravillosas reacciones en el organismo, en la persona que cultiva los hábitos de caminar y correr.

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