Siglo XX fue el mejor de la historia de Arequipa
Por Juan Carlos Valdivia Cano.

Los estudiantes de Historia del Derecho saben, o deberían saber, cuál puede ser la importancia de un libro de historia del derecho que, además,  es la historia de la mejor tradición jurídica del Perú, de su edad de oro:  la tradición jurídica arequipeña, democrático, liberal y republicana para más señas.

LA EDAD DE ORO EN AREQUIPA

Porque saben o deben saber, a estas alturas, para que sirve la historia, y porque la historia  no es solo descripción de hechos y fechas y nombres del pasado que hay que memorizar para el examen, sino conciencia del presente o ,simplemente, conciencia a secas.  Porque la historia es, con la sicología, la única disciplina que puede responder a la pregunta de Nietzsche:  cómo he llegado a ser lo que soy.

¿Cómo hemos llegado a ser lo que somos, cómo Arequipa llegó a ser la capital jurídica del Perú, suponiendo que esto es cierto?.  Mario Rommel Arce, autor del libro que comentamos, “La edad de oro en Arequipa”  logra responder a esta pregunta fundamental, no solo con respecto a la tradición jurídica nacional sino a toda la  tradición republicana   que en Arequipa pudo concretarse, en cierta manera, porque  el mito republicano se hizo realidad  aquí en un largo período, desde antes de la Independencia hasta mediados del siglo XX y algo más, aproximadamente.  Lo dijo con mucha precisión Jorge Basadre cuando anotó que  Cuzco representa la etapa pre colombina, Lima la Colonia y Arequipa la República: cierta innegable modernidad económica, política y social arequipeña, (ahora casi desaparecida pero no muerta) lo expresaron muy bien.

Y que se trata de la mejor tradición jurídica lo saben y lo dicen no solamente los arequipeños sino muchos “extranjeros”, como  Fernando de Trazegnies Granda,  el mejor jurista del Perú de nuestro tiempo – a mi juicio- ,  que sabe que el  equipo de los sueños, el dream team,  el de  los mejores juristas del siglo XIX y bien entrado  el XX son arequipeños, como  lo prueban en este siglo José Luis Bustamante y Rivero, que fue presidente de la Corte Internacional de Justicia de la Haya, y Víctor Andrés Belaunde, que fue presidente o Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, por poner solo dos ejemplos contundentes, de los muchos y variados que ha tenido Arequipa, como lo hace bien transparente el autor de este libro providencial, Mario Rommel Arce.  Todo lo que  hizo posible también un  Premio Nobel y miembro de la Academia Francesa, lo que es  más importante  aún que el  Premio Nobel.   Y un economista que es uno de los mejores del mundo, Hernando de Soto, todos arequipeños.    

 Y dudo  mucho que haya un fenómeno parecido en la región, por el puesto que ocupó el Perú   pre republicano -junto a Méjico, otro de los dos centros del poder colonial- y  como último y decisivo bastión de la Monarquía  absoluta de los borbones y Fernando VII,   y el lugar que ocupó    Arequipa en dicha época,   especialmente antes,  durante y después de la Independencia, lo que tan atinada y precisamente nos  aclara Mario Rommel Arce.  Siento que él ha  culminando, con broche de oro,  una tarea que ya se  empezó antes, tal vez desde la época en que  Alberto Ballón Landa en 1908   ganaba  el primer premio en un  concurso que trataba, precisamente  de las razones por las cuales Arequipa ha sido considerada la capital jurídica del Perú, la cuna de la juridicidad, etc.

 El concurso se llamó : “Causas por las cuales  Arequipa  hacia fines del siglo XVIII y  comienzos del diecinueve, produjo tantos hombres ilustres” .  Y lo que hay que tener en cuenta es esa causa, ese motivo, según Alberto Ballón Landa: las ideas democrático liberales y republicanas de la Ilustración, del siglo de las luces:  “Las luces llegaron al Seminario de la mano del obispo Pedro José Chaves de la Rosa”.   “Los jóvenes aprendieron en el Seminario aún lo que les estaba vedado”.  ¿Y que iba a estar vedado sino esas ideas  revolucionarias?

 Da  la impresión  que todo  lo hecho anteriormente a propósito de la edad de oro del derecho peruano, que en ese momento coincidía en gran parte con el derecho arequipeño, hubiera servido de insumo para que Mario Rommel Arce pusiera la  cereza al  pastel, porque creo que  ha usado el  (o los) métodos más  adecuados y los  instrumentos más adecuados  tomados de  variadas  fuentes heterogéneas o mixtas, para abordar un objeto heterogéneo y mixto, con espíritu  humanista, con talante holístico  o polimorfo, o interdisciplinario o transdisciplinario  o multidisciplinario.  Todo para explicar el virtuoso fenómeno que es tema de este libro. Y  además con el lenguaje más modernista, desde Darío, es decir,  el más sencillo, el más llano y más claro:   ¿cómo fue posible la edad de oro  arequipeña?.

 Y nadie usa los método más  adecuados sino parte de las concepciones más adecuadas sobre  el carácter del derecho y en general  sobre el mundo y la vida.  El mérito de la tarea del abogado e historiador, autor del  libro que presentamos, también es el de  haberle puesto  nombre,  abierta y públicamente, a  la edad de oro del derecho peruano. Aunque él no lo  haya inventado,  lo ha colocado  en la carátula de su libro, con todo lo que esto significa para quien es tan consciente del  papel del lenguaje en la historia y de la historia escrita en la vida real, como creadora de realidad, ciertamente. El lenguaje como realidad viviente, como señala el autor.    

 Y no podemos  estar más de acuerdo quienes no podemos entender el derecho sin la historia, sin la literatura y sin la política,  que es el trípode  metodológico en el que  se asienta Mario, además de la filosofía, agrego yo, para cumplir  su histórica tarea, la  que  se ha impuesto y que ha logrado a cabalidad:  haber  explicado en la forma más idónea la existencia y el por qué de esa edad, a la altura de su complejidad,  del virtuoso fenómeno que representa , como Alberto Ballón Landa puso la semilla en el citado concurso  al responder atinadamente  a la pregunta :  cómo es que el derecho  arequipeño  llegó a ser lo que fue. Respuesta: por sus ideales modernos, por sus ideales democrático liberales y republicanos

Pero este libro también nos indica tácitamente y en paralelo, por qué Arequipa puede ser de nuevo la capital jurídica del Perú,  ya que  nos hacer ver  la enorme ventaja de contar con una potente tradición jurídica que nadie tiene, la mejor del Perú, como Argentina tiene una tradición  futbolística y puede parir a un Maradona o a un Messi, y seguir siendo campeón del mundo a pesar del descalabro económico y político  Eso no puede ser nunca por suerte, por azar, por chiripa. Eso lo trabajan muchas generaciones que después los pensadores e historiadores sintetizan.  Y el libro que presentamos lo demuestra como  nadie lo había hecho tan adecuada y completamente.    

Hubieron varias condiciones para que el derecho arequipeño cumpliera ese papel:  la situación geográfica y climática del valle arequipeño y sus volcanes,    y sus decisivas consecuencias económicas, por ejemplo, que afectó   lo social, lo educativo y cultural, la historia,  la literatura y la política regional.

Pero hay una que señala Alberto Ballón Landa en ese concurso que rememorábamos, que me parece no solo decisiva sino directa y  determinante, y que Eusebio Quiroz Paz Soldán  enseñó a reconocer después :  el papel, el carácter y el pensamiento  del Obispo  José Chávez de la Rosa, del Seminario de San Jerónimo que el dirigió,  el de la Academia Lauretana a cuyos creadores y gestores el obispo  pro creo, tanto como el Colegio Independencia y la Universidad de San Agustín: la mejor generación del Perú en toda su historia republicana . Sus ideales democrático liberales los explican claramente. Y esas cosas no se deberían olvidar así no más.

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