Inseguridad ciudadana en Arequipa es causada por deterioro de salud mental

Por Orlando Cáceres V. Fotos: Zintia Fernández/El Pueblo

NO SE IMPLEMENTAN MEDIDAS

La falta de visibilidad a estos males también es uno de los factores por los que se agravan los delitos graves como el sicariato.

Una mala costumbre que se formó en Arequipa es que son pocas las personas que visitan a un profesional de la salud mental. Según el decano del Colegio de Psicólogos de Arequipa, Julio César Abarca Cordero, hay una crisis en la Ciudad Blanca que produce varios problemas; siendo uno de los principales la inseguridad ciudadana.

Dos jóvenes arequipeños fueron las últimas víctimas de la ola delincuencial que azota a la ciudad. Johan Butrón y Yorcinio Vásquez murieron a punta de bala cuando se encontraban en un auto rojo en la urbanización Bartolomé Herrera (José Luis Bustamante y Rivero). 

Cuando los agentes de la Policía Nacional y el personal del Ministerio Público trasladaban el cuerpo de uno de los sujetos a la morgue, los vecinos bustamantinos clamaban por justicia. Exigían que los hampones que asesinaron a sangre fría a dos hombres que habían crecido en ese barrio paguen por este delito.

Frente a esta situación, Abarca Cordero señaló que -además de la falta de coordinación- la salud mental es un aspecto que (por lo general) se deja de lado. El doctor indicó -por ejemplo- que las personas que se dedican a delitos relacionados al sicariato suelen tener trastorno antisocial de la personalidad. Esto produce que cometan acciones que dañen a otros o a sí mismos; incluso llegando al punto de asesinar.

Por su parte, el médico encargado del Departamento de Emergencia Psiquiátrica del hospital Honorio Delgado Espinoza, Alberto Monroy Meza, comentó que los individuos que realizan robos, estafas, homicidios y otros actos relacionados con la violencia padecen de psicopatía. 

El psiquiatra aseveró que difícilmente los ciudadanos que cometen este tipo de crímenes podrían reinsertarse en la sociedad. Razón por la cual, opinó que deberían dejarlos encarcelados hasta que cumplan una edad en la que sea difícil cometer algún delito.

¿LAS ACCIONES DE LAS AUTORIDADES BASTAN?

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Luego de que 17 alcaldes se reunieron el pasado viernes 9 de febrero en el Hemiciclo de la Municipalidad Provincial de Arequipa (MPA) -ubicado en la calle El Filtro 501- estos solicitaron la declaratoria de emergencia de la Ciudad Blanca por la inseguridad ciudadana. 

Ante la situación, Abarca Cordero aseveró que deberían analizarse los cuidados de la salud mental; siendo una tarea que le compete principalmente al Gobierno Regional de Arequipa (GRA) y al Estado Peruano. No obstante, el especialista sostuvo que ambas entidades no procuraron la mejora de las atenciones a la ciudadanía por males que afecten su psique; pese a que a finales del mes pasado ocurrió una balacera a media cuadra de la casa del gobernador Rohel Sánchez Sánchez.

Por su parte, Monroy Meza opinó que la declaratoria de emergencia debería tener una planificación y metas donde las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y el GRA coordinen. Pero, el experto resaltó que la planificación -a su parecer- todavía está ‘en pañales’, por lo que espera que no caiga en simples tratados políticos.

¿QUÉ DEBERÍA HACERSE?

Ambos especialistas resaltaron la necesidad de mejorar las atenciones para la salud mental. Aunque, Monroy Meza propuso un enfoque más integral; es decir, indicó que el gobierno nacional debería implementar mejoras en los ámbitos económico y educativo en lo que se refiere a estos temas. En otras palabras, sugirió que incremente la cantidad y los sueldos de los profesionales que atienden trastornos de este tipo. También recomendó que los colegios deberían tener cursos sobre estos temas y que los medios de comunicación también difundan aquellos contenidos.

Dentro de las cárceles también tienen que implementarse acciones, según Abarca Cordero es necesario estudiar los antecedentes de los pacientes de este tipo; enfocándose en su infancia y su familia. De acuerdo con el psicólogo, es probable que el delincuente haya cometido otros actos violentos en su niñez, causando la normalización de estos. A su vez, agregó que -tal vez- el malhechor sufrió maltratos por parte de sus padres, hermanos u otros.

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