El invencible deportista arequipeño que le ganó al cáncer y jubila competidores

Por Jorge Turpo Rivas

A sus 74 años, el exalumno de la “I”, arrasó con las medallas de las pruebas de medio fondo en el último campeonato Sudamericano. Ahora se alista para el próximo torneo. Y en uno de sus mayores actos de amor, convenció a su esposa a ser atleta a los 70 años.

ASOCIACIÓN DE ATLETAS SENIORS CUMPLIÓ 40 AÑOS

Su principal carrera la hizo contra el cáncer. Y le ganó en una dura lucha que duró algunos años. No recibió una medalla por eso, pero tiene varias colgadas en el cuello por sus logros en torneos nacionales e internacionales. El atleta máster, Alfredo Riveros Delgado, se prepara para el próximo campeonato Sudamericano y no pierde la esperanza de participar en un Mundial de Atletismo.

El invencible señor Riveros, va jubilando competidores en la pista atlética, pero la vida le sigue poniendo obstáculos. Esta vez le detectaron artritis reumática, pero continúa entrenando.

Y su historia atlética es reciente. En el colegio y la universidad nunca destacó en el deporte. Sus amigos de la promoción 1967 del Colegio Independencia se sorprenden porque en los años de escolar era relegado por figuras como Percy Castro, campeón nacional de 1500 metros.

–Castro era mi compañero de carpeta –recuerda Riveros–. Pero yo no figuraba ni como suplente en los equipos de fulbito. Corría algo, aunque me marginaban porque era bajito y flaquito.

Para este profesor de ciencias naturales, todo empezó cuando tenía 60 años. Un compañero de la “I” lo invitó a los torneos de exalumnos y ahí demostró que le quedaba esa vena atlética que no desarrolló cuando era escolar.

Ocurrió en el 2010. Arrasó con sus competidores en las olimpiadas de exalumnos de la “I” y dio el salto a una competencia nacional.

–Al año siguiente ya estaba ganando medallas en el campeonato nacional de atletismo máster, siempre en mis pruebas favoritas: 800, 1500 y 5000 metros–. Dice Riveros.

No fue difícil reconocer que se trataba de un atleta con futuro en la tercera juventud. Dio el salto a representar al Perú en el torneo Sudamericano de Chile – 2012.

Lo invitaron, tenía las marcas, posibilidades de medallas, pero no tenía dinero para costear el viaje porque las autoridades deportivas no ponen ni un sol para la delegación máster.

La segunda de sus hijas apostó decididamente por él. Ella es médica y le dijo: Papá, yo te pago los pasajes de ida y vuelta a Chile.

Al atleta invencible le brillaron los ojos de emoción. Algo bueno también había hecho como padre de tres hijos ya adultos (dos médicos y un odontólogo) y un cuarto que todavía es universitario.

–Me animé y me preparé muy fuerte en Juliaca, donde todavía vivía. Gané las pruebas de 800 y 1500 metros y en la posta 4×100 íbamos cuartos y el reto era ganar la medalla de bronce y se la quitamos a Chile–. Recuerda.

Es que ese día corrió como nunca antes en su vida. Era el último tramo y el atleta chileno le llevaba una buena distancia de ventaja. En los últimos metros lo alcanzó y lo superó faltando pocos pasos para la meta.

–Le arrebatamos la de bronce a Chile, ellos necesitaban esa medalla para pelear el título del campeonato. Fue un orgullo. Esa medalla de bronce es una de las que más quiero.

Alfredo Riveros Delgado se prepara para el próximo campeonato Sudamericano.

LA OTRA CARRERA

Su historia atlética mejoró cuando en el 2012 el campeonato Sudamericano se realizó en Arequipa. Jugó de local y ganó todo. Superó a sus rivales en las pruebas de 800, 1500 y 5000 metros. Estuvo como pez en el agua. Batió los récords nacionales en esas pruebas.

Unos meses después de la competencia, su hija mayor le dijo: “Papá tienes que hacerte un control general y descarte de cáncer, por tu edad”.

–Pero hijita, yo estoy bien, estoy corriendo, estoy ganando medallas–. Recuerda que le respondió a su hija.

Al final aceptó hacerse el chequeo y la noticia no fue buena. Le detectaron un posible problema en la próstata. Se hizo la biopsia en Lima y salió positivo.

–Se me vino el mundo abajo. Ya no podía competir estando en mi mejor momento como atleta. Tuve que operarme, y eso ocurrió recién el 2017 tras una larga preparación que me sacó de las pistas–. Cuenta Riveros.

El atleta invencible pudo caminar al día siguiente de la operación que se hizo en una clínica privada con el apoyo de sus hijos y esposa. Los médicos se sorprendieron por su capacidad física y le atribuyeron al atletismo parte de esa fortaleza.

–Pero a los pocos días, el médico me dice: hay una sospecha de que se hayan expandido algunas células cancerígenas. Vamos a hacerle el tratamiento y si no desaparece aplicaremos radioterapia.

Ahí empezó otra carrera, quizás la más dura, porque a los meses le confirmaron que tenía que someterse a la radioterapia.

–Me dije, ni modo, hay que ir a la radioterapia, y si no funciona a la quimioterapia y si no a volar nomás a la eternidad–. Dice ahora con cierto humor.

Fueron 48 sesiones de radioterapia. Encontró un grupo de pacientes con los que se daban ánimos. Algunos partieron y otros se quedaron.

–En el hospital me encontré con todos los candidatos a la muerte. Nos mirábamos con cierta curiosidad. Pero había un amigo en el grupo que era bien optimista y nos dio ánimo. Al final me dije: para qué me deprimo, hay que seguir en la carrera mientras dure. Al grupo de paciente le pusimos el nombre: “Resistir”.

Un día llegó la buena noticia. El médico le confirmó que su cuerpo había respondido bien al tratamiento y estaba libre de cáncer.

–Me dieron de alta y mi primera pregunta al médico fue: ¿Doctor, puedo volver a correr? Puede usted hasta hacer el amor, me dijo–. Recuerda entretenido.

 Así retomó las competencias desde el 2020. Otra vez en las olimpiadas de exalumnos de la “I” y no paró hasta volver a los torneos nacionales y sudamericanos.

En el 2022 arrasó con las medallas en torneo nacional organizado por la Naval y quedó listo para que en noviembre de ese año participe en el Sudamericano de Bogotá – Colombia.

–Fue una gran competencia, pero no logré lo que quería. Quedé tercero en mis tres pruebas. Gané oro en postas. Pero me di la satisfacción de quitarle la medalla de plata a otro chileno– . Dice satisfecho.

LA MARCHISTA

Otro logro de Alfredo Riveros es haber convencido a su esposa, Bertha Gutiérrez Ovalle, a que haga deporte cuando tenía 70 años y ahora sea una destacada campeona de marcha atlética. Se conocieron en la universidad estudiando para ser maestros y luego trabajaron juntos en San Juan de Oro en la selva de Puno.

¿Cómo animó a su esposa a que se convierta en atleta?

–Cuando yo entrenaba en Juliaca, ella me seguía caminando detrás rezando el rosario, es bien católica. Mientras ella rezaba yo daba vuelta y vuelta. Hasta que un día le dije: Berthita por qué no practicas deporte. Ella me dijo que nunca había hecho deporte ni en el colegio ni nada.

¿Digamos que usted fue su ejemplo?

–Considero que yo no soy ejemplo para nadie, pero sí puedo ser un estímulo. Soy un viejo que empezó a hacer atletismo a los 60 años y conseguí tantas cosas felices para mí y mi familia haciendo atletismo ¿Qué mayor estímulo que ese?

¿A qué edad su esposa empezó a seguir sus pasos?

–La traje al estadio Melgar, a la pista de atletismo, para que vea como entrenamos. Ella tenía 70 años y estaba con algunas dolencias. Pero ahí le di las primeras lecciones para que haga marcha atlética (caminata). Debutó hace dos años y medio en Arica. Ganó una prueba y en la otra la descalificaron porque casi llegando a la meta empezó a correr.

¿Por qué eligió la marcha atlética?

–Por su biotipo, es bajita y era un poco gordita. Ahora es campeona nacional y sudamericana con récord nacional en los 5 mil y 10 mil metros. Además, ha sido premiada como la atleta más destacada a sus 72 años a nivel nacional. Tiene sangre de competidora, siempre quiere ganar.

¿Sus hijos salieron deportistas?

–Mi hija mayor trajo dos medallas de Chile y Colombia en su categoría, 45 años. Se lesionó la rodilla, pero pronto volverá a competir. Por eso nos dicen “la familia de campeones”.

Cuando el atleta invencible regresó de Bogotá, encontró un nuevo obstáculo en su carrera por la vida. Le diagnosticaron artritis reumática.

–La pierna izquierda, o mejor dicho toda la parte izquierda del cuerpo no la coordino bien.

Todo el ritmo y la fuerza para correr la lleva la pierna derecha. El doctor me dice: cómo puedes ganar así.

El temor de Alfredo Riveros era de que el médico le prohíba correr. Pero no, al contrario, lo motiva para que siga en la práctica deportiva.

–Así me preparé para el Sudamericano de Lima en el 2023. Y ahora sí, gané mis pruebas de 800, 1500, la posta 4×400 y posta 4×10. Me accidenté en la prueba de 5000 metros. Quería batir el récord sudamericano. Me faltaban dos vueltas, pero me jalaba la pierna derecha y tropecé cuando ya le había sacado amplia ventaja al corredor brasileño, el favorito de la prueba –. Recuerda orgulloso y mostrando sus medallas de oro.

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