Transgresión

Por Aydée Torres Mamani

El artista de 22 años, Fernando Peña señala haber pasado su infancia rodeado sobre todo del género femenino. Gustaba de la lectura de novelas, por ello tiene cercanía con la fantasía y predilección por la poesía.

 En esta ocasión expone sobre la violencia física de género. “Transgresión” muestra un retorno a la primitividad simbólica que se materializa en la naturaleza de los materiales y formas geométricas básicas como el círculo, cuadrado y triángulos para representar a sus personajes. Su arte es una mimesis de las tendencias sociales, su problemática es la violencia, expresada en líneas agudas y agresivas.

En contraste, busca sutilidad y concordancia con los demás materiales usados como la tela sin preparación, el soporte de maderas y las acuarelas de color de blanco y negro solamente, concentrándose en el estado natural de soporte y el color.

Fernando Peña presentó en su Exposición individual en enero del 2024 una serie de obras en técnica mixta en la que se aprecia una reducción y sustitución de partes humanas por formas geométricas, las que el artista relaciona con la humanidad real, líneas por brazo, el tono negro sustituye el victimario y la víctima por el tono claro.

Le siguen series de 30 cuadros en técnica de acuarela sobre tela natural, que representan agresiones físicas de género, y sus consecuencias.

Calados sobre soporte circular de madera, representan la maternidad y protección, como un vientre.

La Instalación “Ataduras” representa a la madre, con sus ataduras de violencia social, pública, externa al entorno familiar: una violencia contextual. “Manos cruzadas”, instalación de cierre, representa al silencio de la sociedad.

Performance de cierre, en su búsqueda de concientización, visibiliza el tema a tratar y la liberación de las ataduras.

A este contenido gráfico se atribuye una significación como el vehículo o puente que lo trae a la realidad desde su obra artística. Aquí el varón es simbolizado por el tono oscuro con toda la significación que la sociedad le atribuye por convencionalismos: es decir la violencia y crudeza de sus transgresiones, el horror, lo negativo; en tanto que el blanco es atribuido a la mujer que luce doblegada, pasiva y hasta conforme. Todo este dramatismo fue una constante a lo largo de la muestra, que solamente fue liberada de esas ataduras por el mismo artista el día del cierre de la exposición, en una performance que representa un signo icónico de liberación al romper o cortar las ataduras que permanecían hasta entonces sujetas a los muros.

La técnica de la acuarela nos conduce a su identidad arequipeña. Observando a profundidad la sustancia de su obra veo que no sólo se refiere a la violencia de género sino también hay reflexión y análisis que lo conduce a una violencia pública que afecta al ser y la sociedad y la deshumanización de ella, con cruel tortura y humillación, concordando como dice en su presentación con Emil Cioran: “la sociedad no como enfermedad sino como un DESASTRE”, como una imposibilidad de convivir con ella, diluidos como una mancha de acuarela.

En mi análisis sobre esta muestra concluyo en un concepto que se resume en “VIOLENCIA”, y me exige ver sus orígenes, sus vínculos, e historia, por lo que debo recurrir a Walter Benjamín y su obra “Para una crítica a la violencia”. Y surge la cuestión ¿si la ética es política?, que la idea de la política parte de la historia del sufrimiento del hombre y toda la negatividad humana, que el desposeído de su dignidad busca solidaridad actualizando sus demandas de justicia, dignidad, y lucha por salir de la miseria.

Y esa necesidad de resolver esta demanda es la que le da sentido a la ética; todo esto como un aspecto constante de la humanidad, del cual no escapa la sensibilidad del artista, como es el caso de Fernando Peña, que por su experiencia ligada a la mujer vuelca su inquietud de expresión artística al tema de violencia de género. Un claro paralelismo con todas las injusticias y la violencia social política, agresión y belicismo de un sistema de supervivencia del victimario, que busca legitimarlo convenciendo a la sociedad para aceptar su normalización, desde el mismo ser y la familia.

Según la Real Academia Española VISIBILIDAD, es CUALIDAD de visible; “perceptibilidad, mayor o menor distancia a que, según las condiciones atmosféricas, pueden reconocerse o verse los objetos”, pero sabemos que la percepción es un proceso mental que nos facilita el conocimiento. Para que ella tenga el fin de reflexión que perseguimos debe conducirnos más allá de la contemplación que en los conceptos modernos busca el arte a través de la retórica de imágenes visuales, y en este caso, debemos estar preparados y cultivar un pensamiento crítico partiendo del cuestionamiento: ¿por qué luego de tantos intentos por frenar la violencia cada día crece con más intensidad?

Byung Chul Han en su obra “No cosas” sostiene la intangibilización o descorporeidad de las cosas que afecta también a los signos naturales; prevalecen los signos creados por el hombre en constante cambio, porque hoy sólo se valora lo nuevo, lo desechable, lo efímero. Entonces el reto para el artista de hoy es mayor si desea comunicar o manifestar su expresión.

Es esta situación la que presenta la obra del mencionado artista arequipeño.

(Maestría de Artes, UNSA)

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