ESTADISTAS: REPUDIADOS POR LA OLIGARQUÍA Y DESPRECIADOS POR EL PUEBLO

Por: Edgard Norberto “Beto” Lajo Paredes

El ensayo “La cohesión de la élite y el poder oligárquico” de Dennis Gilbert, escribe: “El poder oligárquico perduró en el Perú por más tiempo que en otros de los grandes países de América Latina. Con la notable excepción de los años veinte, una oligarquía de familias adineradas dominó casi en forma continua desde 1895 hasta 1968”, más adelante agrega “Los oligarcas generalmente obtuvieron lo que necesitaban del Estado: el mantenimiento de políticas económicas laissez faire orientadas a la exportación, la contención de movimientos políticos amenazadores y, especialmente, el control sobre la mano barata de la que dependían”, luego, dice: “¿Quiénes eran los oligarcas?
Para los propósitos de este documento, eran los miembros de las 29 familias nombradas en el cuadro 1” (Internet). Insistiremos en nuestra tesis del antiaprismo de la oligarquía, desató implacable represión, en contra del APRA y Haya de la Torre, en el siglo XX, por lo que decimos:

Los hechos probatorios del antiaprismo oligárquico, son:

  • Fraude electoral (1931), cuyos historiadores académicos e independientes, no lo han investigado; Ley N° 7479, Ley de Emergencia, para perseguir, encarcelar, deportar a los apristas (enero 1932);
  • Desaforo brutal del Congreso, de los apristas parlamentarios (febrero1932);
  • Criminal fusilamiento de ocho marineritos, entre ellos un menor de edad, por el déspota Luis M. Sánchez Cerro (mayo 1932); represión genocida de la Revolución Popular de Trujillo (julio 1932) por el Ejército, Marina y Aviación; prohibición “constitucional” (art. 53 Const. 1933) de ocupar cargos públicos en contra de los apristas;
  • Ley N° 7780, refuerza el art. 53 (agosto 1933);
  • Nulidad de elecciones (1936 y 1962); asesinato del líder campesino Manuel Arévalo, por la dictadura de Óscar R. Benavides (1937);
  • Asesinato del dirigente sindical Luis Negreiros Vega, por la tiranía de Manuel A. Odría (1950)
  • No inscripción de candidatos apristas (1940)
  • Derecho a elegir, pero no a ser elegidos (1945 y 1956)
  • Decreto Supremo N° 28, declara fuera de la ley al APRA (octubre 1948)
  • Golpes de Estado (1948 y 1968), cargamontón electoral antiaprista (1963)
  • Autogolpe neoliberal y antialanista (1992)”.

Por la represión brutal de la oligarquía en contra de la clase inteligente, de la propia derecha conservadora, y mayormente en contra del Aprismo; es que se privó, a nuestro país, de contar como Presidentes de la República, a Estadistas, del nivel de Víctor Andrés Belaúnde, Rafael Belaúnde, ambos conservadores, pero de firmes convicciones democráticas.

También, se impidió, gobiernen los líderes del Aprismo: Víctor Raúl Haya de la Torre, Manuel Seoane Corrales, Antenor Orrego, Luis Alberto Sánchez, Ramiro Prialé, tenían Plan Máximo Continental, Programa Mínimo Nacional, sólida organización política, cuadros técnicos solventes. La oligarquía frustró la instalación del régimen republicano, la democratización del Estado, la instauración del sistema plural de partidos políticos, la consolidación de la descentralización y la constitución de regiones geoeconómicamente fuertes.

En nuestra Patria peruana, actualmente, todos buscan a los mejores jugadores para formar la selección peruana de fútbol: por destacados delanteros, buenos arqueros, reconocidos defensas y excelentes volantes; se les otorga facilidades y comodidades e incentivos, para brindar bonitos espectáculos deportivos, a fin de participar, competitivamente, en los mundiales del deporte de las multitudes. Sin embargo, a la hora de elegir gobernantes locales, regionales y nacionales, no buscamos a los mejores, ni votamos por Estadistas; mostramos una perniciosa indiferencia en cuanto al perfil del gobernante, no nos interesa en reparar si estamos votando por el malo o el peor. Estadistas no elegidos.

En las Elecciones Generales de 1990, el pueblo peruano, no eligió al afamado literato liberal Mario Vargas Llosa, mostró plan de gobierno completo y financiado; en las Presidenciales de 1995, no eligió a Javier Pérez de Cuéllar, gran Secretario General de la ONU dos períodos; en los comicios de 2006, no eligió a Valentín Paniagua Corazao, quien realizó una impecable Transición del autoritarismo neoliberal a la democracia política; en el proceso electoral de 2016, no eligió a Alan García Pérez, hizo un muy buen segundo gobierno nacional; en el pandórico episodio político del 2021, no eligió a Hernando de Soto Polar, economista de prestigio mundial. Para fortalecer la democracia, asegurar el desarrollo, y ejercer una buena gestión pública, requerimos de Estadistas; hay que convocarlos, no repudiarlos; elegirlos, no despreciarlos.

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