Prefecto de Arequipa ordenó azotar a los ladrones

Por Carlos Meneses Cornejo

El gobierno lo destituyó y el pueblo lo respaldó.

ESPECIALES DE AREQUIPA

En 1868, era prefecto de Arequipa un coronel retirado de nombre Francisco Chocano, quien cumplió varias tareas luego del movimiento sísmico que derribó la Catedral, la iglesia de San Camilo y muchas otras casonas y que causó más de 300 muertos. También llegaron a Arequipa muchos trabajadores chilenos del ferrocarril y que se dedicaban a la pillería, de esto último se enteró la citada autoridad.

Mediante bando prefectural que se leyó en lugares públicos, el prefecto avisó que en las plazas y también en los pueblos de los distritos se aplicarían 500 azotes, por parte de grupos de la Fuerza Armada, en las espaldas de quienes fueran encontrados robando a los damnificados.

Esta medida se aplicaría a todos, no importando si pertenecían a otro país o eran nativos. Del mismo modo prohibió que grupos de 2 o más personas caminarán juntas o pretendieran hacerlo desde las 7 de la noche para adelante, según se publicó en el periódico La Bolsa del 19 de agosto de ese año.

El señor Chocano avisó al ministro de gobierno policial y obras públicas, Pedro Gálvez, de su decisión y la respuesta del titular fue que no había en la ley un castigo semejante al que él había dispuesto y casi inmediatamente lo destituyó del cargo.

Francisco Chocano se resistió a dejar la Prefectura, se dirigió al vicario general de la Diócesis de Arequipa pidiendo a los curas y frailes que dejaran de salir en procesiones en las noches para no exponerse a los derrumbes provocados por las posibles réplicas y además por contravenir las reuniones fuera del estado de queda.

Entretanto de Lima enviaron un nuevo prefecto, llegó a esta ciudad un general del Ejército, apellidado López la Valle.

El 18 de setiembre de 1868, 150 ciudadanos reunidos en el Cabildo Metropolitano firmaron un pronunciamiento en favor del señor general Chocano, aunque no se sabe si realmente alguien sufrió los 500 azotes que el prefecto ordenó para quien fuera encontrado robando a sus vecinos. La declaración de respaldo se publicó en La Bolsa, el diario que entonces circulaba en Arequipa, varias veces durante los meses de agosto y setiembre. También protestaron enviando a su casa ramos de flores en gratitud por decisión del castigo que pretendió imponer.

Terremoto en Arequipa del 13 de agosto de 1868.

El presidente de la República que era en ese entonces, José Balta estuvo de acuerdo con las medidas severas del prefecto arequipeño del cual no existe foto alguna, pero si el recuerdo y en algunos pueblos todavía se castiga con el chicote a los desalmados que se atreven a robar a los más pobres.

Del tal Chocano solo quedaron los recuerdos de una buena autoridad, enérgica, trabajadora y honesta. Además, una copia de la gratitud de los arequipeños por todo lo que él hizo como prefecto, incluyendo la pena de los 500 azotes que se ejecutarían en las plazas públicas para que además sirvieran de ejemplo.

Maremoto en Arica ocurrido 13 de agosto de 1868.

ANÉCDOTA

En la reconstrucción de la Catedral, después del terremoto de 1868, realizada por Lucas Poblete, el Dr. José Hermógenes Cornejo regaló 2 medallones de bronce y le pidió a Poblete que los colocara al pie de cada torre de la Catedral, eran de bronce y le pidió que le pasara la cuenta por colocarlos.

Lucas Poblete le dijo que no le iba a cobrar la colocación pedida, pero que Cornejo debía abonarle el valor de los pernos al herrero que los pusiera. Los medallones representan al Perú y a Arequipa y no tienen nombre ni del donante ni de quién son las figuras.

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