¿Cómo se hizo el gran vals Melgar?

Por Carlos Meneses Cornejo

ESPECIALES DE AREQUIPA: Los arequipeños que yo conocí

Benigno Ballon Farfán.

Benigno Ballón Farfán, cuando tenía 19 años, es decir en 1911 salió de Arequipa rumbo a La Paz (Bolivia). Buscando oportunidad para escribir música, llegó al número 390 de la calle Ingavi y en una tarde lluviosa y en el hotelito en el que se alojó bajó del segundo piso, en el que vivía, para llegar a un piano en el que comenzó a escribir lo que después sería el vals Melgar, según entrevista que le hizo el entonces corresponsal de El Comercio en Arequipa, J. Enrique Febres.

Lo embargó luego una gran pena por estar lejos de Arequipa y decidió volver, trayendo bajo el brazo la música de lo que quiso bautizar con el nombre del gran arequipeño.

Cuando llegó procuró encontrarse con amigos suyos y especialmente con el poeta Percy Gibson que en realidad se llamaba Jorge Antonio Percy Gibson Moller, quien le pidió que silbara su composición musical.

Gibson se llevó la mano a la cabeza y al corazón y le dijo: «Yo pongo la letra, vamos donde hay un piano». Ambos entraron al centro social obrero que quedaba en la calle Santa Catalina y allí encontraron a otros, incluido a Adolfo Duncker Lavalle, quien era hermano de Luis, músico, violinista, pianista y maestro de la capilla de la Catedral.

Percy Gibson.

Ballón Farfán no podía creer lo que hacían cuando empezaron cantando “Blanca Ciudad de eterno cielo azul”. Farfán se dio maña para poner letra a la tercera parte en la que habla de la invitación a Melgar y su despedida de la bella Silvia y esperó una fiesta de Año Nuevo, en el club Arequipa para con su orquesta y un coro de hombres jóvenes cantar Melgar.

En el club un silencio se produjo y los aplausos obligaron al autor que tocaba el piano a repetir la canción 4 veces, después el disco cruzó los mares y países, la RCA Víctor lo grabó en Estados Unidos.

Melgar se escuchó en la voz de Ima Sumac, Alicia Maguiña y de los coros de la Orquesta Filarmónica de Lima y en todo sitio donde había un arequipeño.

Se comenzó a interpretar en las sesiones municipales como si fuera un himno y cuando lo escuchó Abraham Valdelomar quedó tan admirado que lo hizo tocar a Ballón Farfán, 8 veces y llorar a Francisco Mostajo, según consta en información del diario El Pueblo del 9 de abril del 1919.

La verdad es que Melgar nunca habló con Silvia ni mucho menos la enamoró, es más Silvia casó con un oficial de la realeza española y fue encontrada muy anciana viviendo en una provincia de Arequipa.

Mariano Melgar.

En todo caso, en la canción aparece como una mujer bella a la que asediaba un patriota que se fue a Umachiri para encontrar la muerte defendiendo la libertad de su ciudad querida.              

Los hermanos Dávalos que grabaron, para Orión, la canción conocida como Melgar, aseguran haber visto la partitura municipal firmada por Benigno Ballón Farfán, pero él con su forma de ser decía que lo que valía no era la música sino la letra, lo que provocó que Gibson que era poeta se animará a cantar el Melgar de siempre, con entonación de tenor y terminara en llanto gritando «¡Viva Melgar y viva Arequipa!».

 

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