COMUNIDAD ECONÓMICA INTERNACIONAL SORPRENDIDA CON DISCURSO DE NUESTRA MANDATARIA, LEJANO A LA VERDAD

Por: Alejandro Paz S.

SERMO HUMILIS

Oportunidad perdida. En el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, celebrado en la semana que cierra, la mandataria Dina Boluarte, apuntó que “El Perú ahora es un país que ha recuperado su tranquilidad política, económica y social”. Tal afirmación es contraria al Perú en que vivimos hoy día, cuya inestabilidad se da por incapacidad del ejecutivo, incluyendo a sus ministros, la que recientemente se ha destacado en la prensa internacional.

Se tiene un Congreso, como máxima expresión de la política nacional, con altísimo índice de desaprobación que le resta legitimidad, además de su ineficiencia, como por su obrar legislativo que viene desarticulando la normativa penal y procesal penal que elaboraran durante años destacados jurisconsultos y cuya implementación fue progresiva hasta alcanzar su aplicación a nivel nacional procurando adecuada capacitación de los operadores del derecho en sus diferentes esferas. No puede admitirse la promulgación de normas con nombre propio para que los mismos legisladores se excluyan del alcance de la ley y se auto liberen de responsabilidad por su proceder doloso, tanto en su quehacer particular como en el ámbito congresal. Ocultos contubernios y corrupción bajo resguardo de congresistas que no ejercen mayor labor de fiscalización, menos cuando se trata de algún miembro de la bancada, o banda, que se libran de sanción; sin mencionar cuestionamientos al presidente del Congreso, mociones de censura a ministros, denuncias a la Presidenta, ministros y otros funcionarios cercanos; queda entonces la interrogante, ¿a esta tranquilidad política se refería Boluarte?

No es tranquilidad social el promulgar leyes que favorecen al crimen organizado, que limitan el actuar de la policía, el Ministerio Público y el Poder Judicial, entidades que sumadas a las críticas que reciben por desacertadas actuaciones de algunos de sus malos elementos, se les resta autoridad y se provoca enfrentamientos entre aquéllas y el Ejecutivo como el Legislativo. Ello, sin invocar demandas de la sociedad para cerrar brechas de pobreza y contar con infraestructura necesaria para vivir con dignidad, ya que tal desatención del gobierno conlleva a enfrentamientos y protestas recurrentes.

La tranquilidad económica está a la deriva, es consabido que “el gasto público y el déficit fiscal se mantienen altos” como bien lo señala Luis Miguel Catilla ex ministro de Economía y Finanzas. Las inversiones privadas siguen ralentizadas, son demasiado cautas, las fuentes de trabajo van en desmedro de la fuerza laboral. Sumado a ello, se tiene protestas políticas encubiertas de demandas sociales que junto a la informalidad y la criminalidad generan un clima no solo de inseguridad social sino además económica, sin dejar de advertir que aún no nos alejamos de la recesión, pues nuestra economía se contrae en diversas actividades económicas mientras que en otras el crecimiento es débil.

La comunidad económica internacional, en Davos, se ha sorprendido con un discurso de nuestra mandataria lejano a la verdad, mostrando un país irreal, tal vez no solo por culpa propia, sino de sus ministros y asesores que no le informaron o desconocen que tales comunidades ya vienen precedidas de informes sobre la situación política, económica y social de los países intervinientes, tal vergüenza no debe repetirse. El Congreso bien haría a futuro evaluar sesudamente si se autoriza nuevo viaje de representación de la mandataria y quitar la confianza al premier, aún a costas de dar por finalizada su deleznable labor parlamentaria.

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