Declaran Patrimonio Cultural al Carnaval de San Antonio

APURÍMAC

El Carnaval de San Antonio de Cachi, celebración festivo ritual que se practica en el ámbito del distrito que lleva le mismo nombre, de la provincia de Andahuaylas, región Apurímac, fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación por el Ministerio de Cultura. Los festejos constituyen un símbolo de identidad para la población.

Estas celebraciones se llevan a cabo durante los meses de febrero y marzo y duran una semana. Participan los pobladores de la comunidad de San Antonio de Cachi, integrada por los barrios Huantana, Santa Rosa de Campanayooc, Mina Cachihuancaray y San Juan Bautista. También visitan las comunidades aledañas y los distritos cercanos como Huancaray.

De acuerdo a la resolución viceministerial, el carnaval es gestionado por varios actores incluyendo al agente, el teniente gobernador, el Varayocc, la comunidad y sus habitantes. El Varayocc, mediante el Watukanakuy, recibe a sus visitantes -que pueden ser compadres, familias, autoridades y público en general- ofreciendo sillwis como gesto de hospitalidad y afecto.

Las comparsas que visitan a las autoridades, familias y amistades reciben el nombre de Watukanakuy. Este acto se retribuye con la entrega de obsequios como frutas, sal de piedra, verduras, carne y cuero de oveja o llama, los cuales simbolizan estima hacia los visitantes en un gesto conocido como Kuyaq.

Los días de desarrollo del carnaval son lunes, martes, miércoles y jueves. El lunes o qechwa yaykuy la concentración se realiza en el barrio de Huantana. El martes o llaqta yaykuy la concentración general de todos los barrios ocurre en la capital del distrito de San Antonio de Cachi. El miércoles de ceniza se lleva a cabo en el barrio Mina Cachihuancaray donde se reúnen todos los barrios.

En este día, tanto los residentes de la parte alta como los de la parte baja, se congregan transitando por senderos y caminos de herradura para llegar con gran alegría y entusiasmo. 

Al alcanzar la explanada, los participantes se lanzan y ruedan por el suelo mientras los hombres se desafían entre sí para demostrar su valentía en la práctica conocida como siqullu. Del mismo modo, se lanzan mutuamente a las piernas, huaracas o zurriagos, también denominados toro lamy. Este desafío suele surgir entre familias, amigos o diferentes barrios.

De acuerdo con la definición de siqullunakuy, el término se refiere a “darse latigazos”. Durante el enfrentamiento cada participante utiliza su propio instrumento y el objetivo es aplicar el latigazo en la pierna desnuda del oponente ya sea una o varias veces. La práctica del siqullu se realiza en todos los días de festejos del carnaval de manera espontánea y culmina con una yunza al centro de la plaza.

La respectiva resolución viceministerial encarga a la Dirección de Patrimonio Inmaterial, en coordinación con la Dirección Desconcentrada de Cultura de Apurímac y la comunidad de portadores, la elaboración cada cinco años de un informe detallado sobre el estado de la expresión.

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