Arequipa no recupera el nivel de empleo de la pre-pandemia

En Arequipa, 7 de cada 10 personas trabajan de manera informal.

Por Jorge Turpo R.

A PESAR DE LIGERA MEJORA EN ÚLTIMOS MESES

Según datos oficiales, en 2024 Arequipa mostró un crecimiento de 2.16% en la PEA ocupada, lo que implica la recuperación de aproximadamente 10 500 puestos de trabajo en comparación al año anterior.

El mercado laboral en Arequipa, una de las regiones más dinámicas del sur del país, atraviesa un complejo proceso de recuperación tras el impacto de la pandemia de COVID-19.

Si bien en el último año se ha observado una leve mejora en las cifras de empleo, el número de puestos de trabajo y la calidad de los mismos todavía se encuentran por debajo de los niveles registrados antes de la crisis sanitaria.

Patricio Lewis, analista de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES), indica que este lento avance refleja los desafíos estructurales que enfrenta la región, así como las dificultades propias de un contexto económico nacional marcado por la incertidumbre y la desaceleración de sectores clave.

Según datos oficiales, en 2024 Arequipa mostró un crecimiento de 2.16% en la Población Económicamente Activa (PEA) ocupada, lo que implica la recuperación de aproximadamente 10 500 puestos de trabajo en comparación con el año anterior.

“Esta cifra, aunque positiva, es insuficiente para cerrar la brecha generada por la pandemia, cuando miles de arequipeños perdieron sus empleos debido al cierre de empresas y la paralización de actividades productivas”, indica Lewis.

A pesar de esta leve recuperación, Arequipa aún no ha logrado retornar al nivel de empleo pre-pandemia.

Según el analista, la región se encuentra dentro del grupo de zonas donde el empleo ha recuperado entre el 85% y 95% de su nivel precrisis.

Esto implica que aún existe un déficit significativo de puestos de trabajo, lo que afecta principalmente a los trabajadores jóvenes, mujeres y aquellos vinculados al sector informal.

El panorama actual muestra un mercado laboral marcado por el subempleo y la informalidad.

“En Arequipa, al igual que en el resto del país, cerca de 7 de cada 10 trabajadores se encuentran en condiciones de informalidad, sin acceso a beneficios laborales ni protección social”, apunta.

Esta alta tasa de informalidad no solo refleja la debilidad del mercado laboral formal, sino también las limitadas oportunidades de empleo de calidad en la región.

Muchos trabajadores se ven obligados a aceptar empleos precarios, mal remunerados o de corta duración, lo que afecta directamente su estabilidad económica y su bienestar.

Uno de los grupos más afectados por esta situación son los jóvenes. A nivel nacional, el empleo juvenil se redujo en 3.9% durante 2024, lo que implica que cerca de 100 000 jóvenes perdieron su trabajo.

En Arequipa, esta tendencia se repite, con una alta proporción de jóvenes en situación de subempleo o inactividad. Muchos de ellos, incluso con estudios superiores, enfrentan serias dificultades para acceder a empleos formales y bien remunerados.

El fenómeno de los «ninis», jóvenes que ni estudian ni trabajan, también afecta a la región. Este grupo representa el 18.2% de la población joven peruana, y en su mayoría son mujeres que, por factores culturales y sociales, asumen responsabilidades de cuidado no remuneradas.

“El retroceso del empleo formal y la expansión de la informalidad están estrechamente ligados a la caída de la inversión privada, uno de los motores fundamentales para la generación de empleo en Arequipa”, refiere Lewis.

En los últimos años, el flujo de inversiones se ha visto afectado por la incertidumbre política, la conflictividad social y la falta de un entorno favorable para los negocios. Sin un marco jurídico estable y políticas claras que promuevan la inversión, la recuperación del empleo formal se torna cada vez más lejana.

NO TODO ES NEGATIVO

Lewis destaca que hay señales de recuperación en sectores estratégicos para la región. La minería, uno de los pilares económicos de Arequipa, muestra signos de reactivación, con proyectos en marcha que podrían generar nuevas oportunidades de empleo directo e indirecto.

Asimismo, el sector construcción, impulsado por la ejecución de proyectos de infraestructura pública y privada, también podría aportar a la creación de nuevos puestos de trabajo.

No obstante, la sostenibilidad de esta recuperación dependerá de la capacidad de la región para atraer inversiones, fortalecer su infraestructura productiva y mejorar la articulación entre el sector empresarial, el Estado y la academia.

A nivel nacional, las proyecciones de crecimiento económico para 2024 son moderadamente optimistas, con estimaciones de expansión del PBI del 4%, según el gobierno.

“En el caso de Arequipa, la recuperación del empleo no solo depende de factores económicos, sino también de políticas públicas integrales que promuevan la formalización, la capacitación y el acceso a empleo digno”, indica el especialista.

Agrega que la recuperación plena del empleo en Arequipa será un proceso largo y complejo. Revertir los efectos de la pandemia y avanzar hacia un mercado laboral más inclusivo y sostenible requerirá del esfuerzo coordinado de autoridades, empresarios, trabajadores y la sociedad civil. Solo así se podrá construir un futuro donde el empleo digno sea la norma y no la excepción.

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