El buen gobierno corporativo

Por: Verónica Fernandini Campaña

REFLEXIONES

EL 2001 un ‘sismo’ financiero remeció la economía en Estados Unidos, y la del mundo. La empresa energética Enron se declaraba en quiebra. El primer distribuidor energético a nivel global que tenía una facturación aproximada de 100 000 millones de dólares anuales había quebrado por uno de los más grandes fraudes financieros que se haya producido.

 Esta situación, que tal vez solo se veía como “el problema de una empresa”, tuvo severas consecuencias, pero también dejó grandes enseñanzas. El efecto negativo se vio reflejado de inmediato en el mercado de valores, en la pérdida de la confianza de la información que presentaban las empresas en la Bolsa, y en la labor de control que debían realizar las autoridades para prever esta situación. 

A ello se sumó un aspecto difícil de cuantificar, pero sumamente nocivo para cualquier organización privada o pública, y es el daño a la ética, la moral y a la reputación, valores que son clave en el mundo corporativo, ya que involucran transparencia, honestidad, responsabilidad, y respeto mutuo.

 Se podría decir que lo sucedido con Enron marcó un punto de quiebra en el ámbito corporativo y obligó a realizar una revisión de las prácticas empresariales y profesionales, tanto del sector privado como del público, dando vida al buen gobierno corporativo. 

Pero ¿de qué se trata? Pues, comprende un conjunto de prácticas y principios que regulan la forma en que una empresa es dirigida y controlada, de manera que se pueda garantizar la transparencia, la rendición de cuentas y la equidad en su gestión.

 Uno de los organismos internacionales interesados en este tema es la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que en 1999 emitió los Principios de Gobierno Corporativo que, desde entonces, han ganado reconocimiento mundial y son usados como un estándar de comparación internacional por gobiernos, reguladores, inversionistas, empresas y otros interesados, tanto en países miembros de la OCDE como en otros no-miembros. 

Los principios de gobierno corporativo de la OCDE comprenden un conjunto de recomendaciones diseñadas para ayudar a las empresas a mejorar su gestión y transparencia, a fomentar la confianza en el mercado y mejorar la sostenibilidad de las empresas.

Para ello, establece medidas referidas al derecho de los accionistas, el trato equitativo que debe existir, el rol que tiene el consejo de administración, la transparencia sobre su situación financiera y la responsabilidad de la empresa. 

Nuestro país también adoptó estos principios a través de las entidades competentes con el fin de atraer nuevas inversiones, evitar las prácticas fraudulentas, promover la responsabilidad social, mejorar la competitividad y reducir la corrupción y abuso de poder en el sector público y privado, a través del uso de herramientas de gestión como los sistemas de compliance (en el sector público y privado) y los modelos de integridad en las entidades públicas. 

Sobre el tema hay mucho que explicar, lo más importante es comprender que el buen gobierno corporativo no solo beneficia a las empresas, sino que tiene un efecto positivo para la ciudadanía en general, sobre todo en momentos en que se busca erradicar cualquier acción ilícita que perjudique la imagen del país.

Deja un comentario