Trastorno de Deficit de Atención e Hiperactividad puede ser confundido como Bullying

Por: Daniela Santander R.
Ausencia de psicólogos en instituciones educativas dificulta una convivencia adecuada.
POR DESINFORMACIÓN
Ha pasado más de una vez que nuestros hijos nos hayan contado que algún compañerito a veces hace las cosas sin pensar. Quizás impulsivamente los vean empujando a un amigo o lanzando un objeto de manera inesperada. Pero son los mismos estudiantes quienes dicen que estos niños no lo hacen con la intención de molestar. No obstante, para los padres de familia estos empujoncitos y otras muestras de hiperactividad pueden ser considerados como bullying dando pie a una confusión. En la sociedad en general, muchas conductas en los colegios están siendo catalogadas como acoso escolar cuando, en realidad, no lo son. Lo que evidencia la necesidad de un análisis más detallado en cada caso.
Uno de los factores que influyen en esta confusión es la falta de comprensión sobre condiciones como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y el Trastorno del Espectro Autista (TEA). «Uno de los rasgos principales de estos niños es la impulsividad, lo que puede llevarlos a actuar de manera brusca sin mala intención. Es común que sus compañeros se quejen de empujones o mordidas, pero la diferencia clave es la intención. No lo hacen para molestar ni exteriorizar frustraciones como lo haría un agresor escolar, sino porque no pueden controlarlo», explicó a psicóloga Evelyn Espiñeira, especialista en crianza y familia.
Ante esta situación, la especialista señaló que tanto docentes como padres de familia deben ser más empáticos y estar mejor informados. Sin embargo, muchas veces, en lugar de buscar estrategias de apoyo, se exige que los niños con estas condiciones sean retirados de los colegios. «Es importante que los centros educativos identifiquen a los estudiantes con TDAH o TEA para brindarles el tratamiento y abordaje adecuado», agregó.

También se resalta la necesidad de diferenciar entre un caso de bullying real y una situación que requiere otro tipo de intervención. «Si bien el acoso escolar debe ser tratado con seriedad y sanciones significativas, es fundamental analizar cada caso para determinar si hay realmente una intención de dañar», explicó. Además, es importante tomar en cuenta que en Arequipa un 80 % de colegios no tienen este servicio, lo cual dificulta una correcta evaluación.