Últimas horas con Mario

Por José Carlos Mestas.

Escritor Vargas Llosa no suspendió sus presentaciones públicas, pese al deterioro de su salud. Trascienden informaciones sobre las causas de la muerte del reconocido escritor arequipeño.

Dejó los ambientes del periodismo porque se dio cuenta que el estilo de vida era muy disoluto. Pasaban de las redacciones a los bares. Primaba una vida bohemia. Además, su padre se opuso a que siguiera por esos lares.

Además, Mario ya había tomado la decisión de dedicarse a la literatura. Para eso estableció una rutina de vida espartana. Solo era alterada cuando tenía que presentar el libro que acababa de publicar. Fue eso lo que hizo cuando los médicos le informaron que padecía una enfermedad muy grave, casi sin posibilidades de sanación.

Lo primero que hizo, según un reportaje publicado en un reconocido periódico español, fue convocar a sus hijos. Ya se había producido la separación con Patricia. Álvaro tomó partido por su padre, los otros dos hermanos lo harían con su madre. Les escribió una carta pidiéndoles una reunión urgente.

Ahí les informó lo que los médicos le habían diagnosticado. “La tribu”, como gustaba llamar el Nobel a su familia, decidió hacer fuerza ante esta mala noticia. Vargas Llosa estableció entonces una rutina que seguiría durante algún tiempo: en las mañanas una hora de gimnasia. Luego se encerraba en su biblioteca para escribir aproximadamente hasta el mediodía. De joven lo hacía hasta las cuatro de la tarde cuando recién salía a almorzar. Por la tarde unas horas de lectura. Luego otros minutos para hacer gimnasia y finalmente la hora de cenar.

Tampoco suspendió sus presentaciones públicas. La vida con Isabel Preysler, en medio de la farándula tal vez le afectó un poco, pero a escondidas de los paparazzis seguía con sus controles médicos.

Señalan que en abril del 2022 fue ingresado en la clínica madrileña donde seguía su tratamiento. Luego nos enteraríamos que se infectó de covid en dos oportunidades y que le dejo secuelas muy importantes.

Pero quien ha revelado más datos sobre la salud y las últimas horas del reconocido escritor arequipeño, es J. J. Armas Marcelo autor de una biografía muy bien documentada de Mario. Señala que todos los domingos conversaba con Pedro Cateriano y Alonso Cueto. Fue así que se enteró del fallecimiento de su amigo.

“DECADENCIA INTELECTUAL”

Es como denomina Armas Marcelo al proceso por el cual Vargas Llosa comenzó a perder la memoria: “Se olvidaba de los nombres, se equivocaba. Estaba perdiendo facultades”.

Algo que corrobora la escritora nicaragüense Gioconda Belli, amiga y admiradora del arequipeño universal.

“Me di cuenta que se nos estaba yendo porque lo oí confundiendo dos realidades inconexas”, señala Gioconda y corroborando a Armas Marcelo.

Continúa: “La última vez que lo vi en la Academia estaba delgado y demacrado; sin embargo, su porte de hombre apuesto y orgulloso me quedan en la retina”.

Armas incluso asegura que el apoyo a Keiko Fujimori se debió en parte a esta pérdida de la memoria y a que fue utilizado por su hijo Álvaro: “Le hacen hablar nada menos que con Keiko Fujimori, una traición a que todo lo que Mario había representado”.

Continúa: “En algún momento de lucidez se daba cuenta, pero se callaba la boca”.

Este escritor español califica de “solemne estupidez” el momento en que Mario transfirió todo lo de la fundación que dirigía a su hijo Álvaro y a Gerardo Bongiovanni, a su vez director de la fundación.  

En una de sus últimas entrevistas, el propio Mario habla sobre este tema: “Lo que yo detesto es el deterioro. Ahora tengo problemas de memoria. Recordaba las cosas y noto cómo se ha empobrecido”. Tal vez recordando lo que le pasó a su viejo amigo Gabriel García Márquez.

LA ENFERMEDAD

Armas nos señala que la familia ya esperaba la muerte del patriarca. Llevaba varios días sedado, la razón: esperaban el arribo de su hijo Gonzalo quien estaba en Siria pues trabaja como funcionario de la ACNUR. Se produjo el domingo por la mañana.

Armas nos cuenta: “Los dos covid dificultaron el tratamiento de la leucemia que padecía”. Ese fue uno de los males que aquejaba a Mario y que probablemente es el que terminó por llevarlo a la inmortalidad.

Su nieta Josefina confirma la enfermedad y el tratamiento por varios años en un mensaje de despedida de su abuelo, publicado en las redes sociales. En una parte del sentido texto dice “gracias por luchar tantos años con tanta valentía contra tu enfermedad para darnos más tiempo contigo”.

En la misma entrevista donde reconoce su pérdida de la memoria, también habla sobre la muerte a la que no le tiene miedo, sino que le temía a la ceguera. “Ser inmortal me parecería aburridísimo. No, es preferible morirse”.

Nosotros nos quedamos con la última línea de Gioconda Belli, en su texto de homenaje: “Triste despedir a quien sabemos irremplazable”.

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