Saludo, sonrisa, fin

SIN AMBAGES

Saluda, al que te agrada y al pesado que no le agrada a nadie. Saluda y muestra buena educación, nada más. El saludo no significa automáticamente que tienes negocios con el saludado ni que coincides con sus opiniones. Es solo un saludo y es lo mínimo indispensable para mostrar tus buenos modales.
Es más, asegúrate de saludar a aquel de quien te han contado que anda hablando mal de ti. No tienes que ir por todas partes buscándolo para darle la mano, claro que no, pero, por supuesto, tampoco intentes darle la espalda, pretender no verlo o pretender que sí lo ves pero no lo conoces. Cuando te cruces con él —si es, por ejemplo, en alguna reunión, lo encontrarás a buen seguro, pierde cuidado—, dale la mano. Y ya. Nada más. Verás que sigues siendo tú, con tu personalidad y tus convicciones, ni más ni menos.
Un rápido caminar por nuestra memoria nos hará evocar a distinguidas personalidades y no recordaremos escena alguna en la que en lugar de dar la mano miraban hacia el otro lado. Claro, especifico que son distinguidas personalidades, con personalidad y sin inseguridades, que han sabido que un saludo era lo que correspondía y que no los despojaba de nada, ni de un trocito de nada.
Algo me dice que a quien no se saluda no le quita el sueño el que se haya quedado con el saludo en el aire; sin embargo, el que no saluda será visto como una persona con pocos modales, sin educación. Y será, más bien, criticado por aquellos que destacan por su clase y su integridad —y si acaso aplaudido, pues solo por quienes comparten la escasez de modales indispensables—.
Por otro lado, y pensemos en esto, el que no saluda tiene un motivo para no hacerlo, pero no creo que sea simplemente porque esa otra persona no le agrada (motivo que no es válido), no. Más bien, diría que ha escuchado alguna crítica de esa-persona-a-quien-no-quiero-saludar, y eso significa que esa crítica ha cumplido su objetivo: ha provocado molestia, enojo, exacerbación, exasperación, cólera y un vas-a-ver-cómo-te-dejo-con-la-mano-extendida-la-próxima-vez-que-te-vea.
Si acaso, entre saludar y no hacerlo, optamos por lo segundo, tengamos la certeza de que al que dejamos sin saludo le regalamos la satisfacción de su tarea cumplida. Ahora, por supuesto, si decidimos saludar, que sea porque es lo correcto, lo que corresponde, y no por no darle el gusto. Y el saludo, ciertamente, no significa el comenzar una conversación, ni siquiera comentar acerca del clima. Saludo, sonrisa, fin.
Entonces, como para ir pensando hasta la próxima vez que nos encontremos en la disyuntiva: se saluda y se muestra educación, o no se saluda y sin decir nada se dice mucho. Queda en uno el escoger el lado que nos hace juego.