“Arequipa tiene todo para atraer inversiones, pero seguimos viviendo de promesas”

Presidente de la Sociedad Nacional de Industrias, Felipe James.
Por Jorge Turpo R.
El presidente de la Sociedad Nacional de Industrias, Felipe James, sostiene que Arequipa es un motor latente para la inversión en un Perú que quiere despegar, pero se requiere mejorar la inversión pública y privada.
PROPONEN CREAR MINISTERIO DE INFRAESTRUCTURA
En un año preelectoral marcado por la incertidumbre política, la economía peruana parece avanzar a contracorriente. Con cifras macroeconómicas sólidas, una inflación controlada y un tipo de cambio estable, el país continúa atrayendo inversiones extranjeras. En ese contexto, Arequipa se perfila como una de las regiones con mayor potencial de crecimiento, aunque arrastra deudas estructurales. Así lo sostiene Felipe James Callao, presidente de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), quien visitó la ciudad como parte de la Semana de la Industria y conversó sobre los retos y oportunidades que enfrenta el sur peruano.
“La economía peruana sigue dando señales de fortaleza”, afirma James con convicción. Destaca que Perú cerró el año pasado con un crecimiento de 3 % y que este año se proyecta una expansión de entre 3.5 % y 3.8 %. Para el líder gremial, estos indicadores hacen que desde el extranjero se perciba al país con mejores ojos que desde dentro. “Tenemos 80 000 millones en reservas internacionales netas, inflación por debajo del 2 % y una deuda pública de apenas 33 % del PBI. En la región, eso es un lujo”, enfatiza.
A pesar del contexto político complejo —siete presidentes en pocos años y un Congreso errático—, James sostiene que las inversiones no se han detenido. La clave está en el largo plazo: “Los inversionistas que están apostando por el Perú no lo hacen por el próximo gobierno, lo hacen por los próximos 15 o 20 años”.
En este escenario nacional optimista, ¿qué lugar ocupa Arequipa? “Es la segunda región más importante del país en términos de aporte al PBI, con cerca del 6 %. Además, tiene condiciones inmejorables para convertirse en un hub logístico e industrial”, asegura el presidente de la SNI.
Entre los proyectos emblemáticos que podrían consolidar ese liderazgo se encuentran el puerto de Corío, aún un sueño postergado, y la irrigación Majes Siguas II, que sigue entrampada entre promesas políticas y falta de ejecución. “Si se logra conectar Corío con el Callao y con el megapuerto de Chancay, se cierra un círculo logístico poderoso”, apunta.
James también resalta el rol clave de Arequipa en la exportación de productos brasileños hacia Asia. “Hoy los productos del Brasil amazónico tardan 55 días en llegar a China por el Atlántico. Si logramos sacarlos por el Pacífico, podrían tardar 20 días menos. Es una oportunidad millonaria”.
ZONAS ECONÓMICAS ESPECIALES
Otro eje estratégico para Arequipa es la minería. Con los precios del cobre en alza y proyecciones de escasez en los próximos años, la región podría convertirse en un epicentro de la producción cuprífera. “Las minas en Arequipa tienen un potencial enorme. Es dinero para el Estado, para las regiones, para el país. Hay que hacer que suceda”, remarca.
La agroindustria también tiene un papel protagónico. Según James, el Ministerio de Agricultura tiene en cartera 300 000 nuevas hectáreas para proyectos agroexportadores, lo que podría generar un millón de empleos. Sin embargo, nuevamente el cuello de botella está en la ejecución. “Arequipa tiene todo, pero seguimos viviendo de promesas”, lamenta.
Para atraer más capital extranjero, el presidente de la SNI apuesta por una reforma clave: la aprobación definitiva de la ley de zonas económicas especiales (ZEE). “Queremos que vengan empresas de China, de Europa, de Estados Unidos, a producir en Perú y exportar desde aquí. Pero necesitamos marcos legales claros y beneficios tributarios que hagan viable esa inversión”.
EL DILEMA DEL SUR
Donde James se muestra más crítico es en la infraestructura y la forma de gobernar. “Arequipa tiene gente emprendedora, pero le faltan vías de conexión, carreteras, hospitales. La infraestructura está mal hecha y toma demasiado tiempo”, afirma. Y lanza una propuesta provocadora: crear un Ministerio de Infraestructura que planifique a nivel nacional con gerencias regionales, para acabar con la improvisación y la corrupción que ha dejado a más de 18 gobernadores regionales en prisión.
“En muchas regiones se han creado pequeños reinos. Se reparten obras entre allegados, se hacen mal y con sobrecostos. Así no se puede. El Perú necesita planificación, orden y visión”, sentencia.
¿Y EL FUTURO POLÍTICO?
En un año donde las elecciones podrían abrir la puerta a propuestas radicales, sobre todo desde el sur, James se muestra cauto, pero esperanzado. “Soy optimista. Perú ha pasado por momentos peores: terrorismo, hiperinflación, apagones. Yo empecé mi empresa en 1989, en medio del caos. Lo de ahora es un paraíso comparado a eso. La economía sigue, el país resiste”.
Su llamado final es claro: “Ya llegó la hora del despegue del Perú. Y Arequipa tiene que estar en primera fila. Solo hace falta decisión política”.

En resumen, la región tiene el terreno fértil para convertirse en un eje económico del Pacífico sur. Pero sin voluntad política y sin una ejecución eficiente, seguirá siendo lo que ha sido por años: una promesa con potencial, pero sin realización.