El gobierno del Congreso

Por Carlos Meneses

Todo indica que no variará la mayoría que ha venido haciendo de las suyas en el Congreso y eso puede tener consecuencias en un proceso democrático y libre que debe realizarse en las elecciones del 2026.

A la luz de la magra votación obtenida por el voto de confianza logrado por el gabinete de Eduardo Arana es evidente que quien ha estado gobernando el país es una mayoría de coalición gubernamental que también apoyaba las decisiones que proponía el Poder Ejecutivo.

Si se suman los votos a favor con los de la oposición que llegaron a 30 y las abstenciones de menor número, se verá que los participantes en la votación no alcanzaban a 100, número que no condice con una mayoría calificada. Lo que revela la ausencia de muchos congresistas con presencia física en el hemiciclo.

Lo mismo ocurrió con las reuniones de interpelación del ministro de Cultura y de Energía y Minas que a su turno no pudieron proceder a votar porque no había el número necesario y suficiente que exige una votación de este nivel. Es decir, le daban poca o ninguna importancia a las interpelaciones planteadas y así llegamos a una indefinición que induce a pensar que el Congreso toma decisiones previas a las votaciones que reclama el Parlamento y que en consecuencia el manejo del Congreso seguirá estando en manos de un grupo y no en una mayoría calificada y pensante que tiene que decidir sobre el próximo proceso electoral del 2026.

Eso es malo para la política porque registra un poder que detentan tres o cuatro bancadas sobre todas las demás y que puede llevar a equívocos en lo que se refiere a las elecciones generales próximas.

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