Árbitro que dirigió partido de Alianza Lima fue amenazado de muerte
Preocupación en los altos mandos del arbitraje nacional
Winston Reátegui, presidente de la CONAR, lamentó lo sucedido con el árbitro Bruno Pérez, quien habría recibido amenazas tras dirigir el partido entre Alianza Lima y Cienciano. El directivo expresó su preocupación por el nivel de agresividad que se ha generado en torno al arbitraje.
“Bruno Pérez ha recibido amenazas de muerte, y en redes sociales se han difundido su número de celular y el de su familia. La PNP tuvo que acudir a su domicilio para brindarle garantías personales. A esos extremos estamos llegando. Intolerancia total”, lamentó.
Respecto a los audios del VAR, el titular de la CONAR explicó: “Los audios del VAR tienen un propósito: mostrar lo que sucede en el campo, ni una palabra más, ni una palabra menos. Luego, se añade un texto que explica técnicamente si la decisión del árbitro fue acertada o no”.
Finalmente, Reátegui envió un mensaje a los dirigentes del fútbol peruano: “Ellos son los encargados de enviar un mensaje adecuado. Las formas son importantes. Pueden estar en desacuerdo, pero intentar agredir no es el mecanismo”.
Finalmente, el titular del Conar descartó que los árbitros tengan la orden superior de perjudicar a algún club determinado, aseguró que si es que el club de la Victoria no confía en ellos tiene toda la libertad de pedir árbitros extranjeros para que dirijan sus partidos de local. «Más allá de eso, en Alianza Lima quieren dar a entender que existen una mala disposición y que existen órdenes de arriba en perjudicar a alguien. Eso no ocurre en absoluto, porque la Conar es estrictamente autónoma y de las designaciones nos hacemos responsables todos los que estamos aquí presentes», culminó.

Los arbitros se están ganando a pulso las amenazas. Su deplorable participación como jueces excaserva a la hinchada, porque a pesar que tienen VAR, cometen injusticias en complcidad con el VAR. Encima la CONAR no hace mea culpa, solo expresa su preocupación por lo que les puedan hacer la hinchada, pero no por el mal proceder de sus arbitros, que se llenan de arrogancia y soberbia cuando entran a la cancha.