Lecciones de la operación Sindoor para el Perú
Por: Christian Capuñay Reátegui
La operación Sindoor, una intensa batalla aérea entre India y Pakistán librada el 7 de mayo pasado, ha captado la atención de analistas de defensa en todo el mundo. Aunque oficialmente fue presentada por India como una acción contra posiciones rebeldes, la dimensión táctica del enfrentamiento expuso el uso extensivo de tecnología aérea avanzada por parte de ambos países. Cazas modernos, drones, misiles más allá del rango visual y, sobre todo, aviones de alerta temprana (AWACS) desempeñaron un papel clave en esta confrontación que habría dejado al menos cinco aeronaves indias derribadas, incluyendo tres Rafale de fabricación francesa.
Para el Perú, que actualmente se encuentra inmerso en el proceso de selección de un nuevo avión de combate para reemplazar a sus veteranos Mirage 2000 y MiG-29, este episodio ofrece valiosas lecciones que van más allá del rendimiento y las prestaciones de un caza individual. Una de ellas, quizá la más relevante, es el valor estratégico de contar con sistemas de alerta temprana en el escenario bélico contemporáneo.
Los aviones AWACS, por su capacidad para detectar y seguir múltiples blancos a largas distancias, son plataformas de mando que transforman el campo de batalla. Durante la operación Sindoor, informes apuntan a que estos aparatos no solo identificaron objetivos con antelación, sino que también habrían dirigido el lanzamiento de misiles aire-aire PL-15 disparados desde aviones de origen chino operados por Pakistán. En la práctica, funcionaron como cerebros del combate aéreo, permitiendo que las fuerzas paquistaníes “vieran primero” y dispararan sin ser detectadas.
El Perú acierta al priorizar la adquisición de cazas de última generación, pero debe tomar en cuenta que este avance no garantiza por sí solo una superioridad aérea real. Si potenciales adversarios regionales cuentan ya con plataformas de alerta temprana –como sucede con algunos vecinos–, la ventaja tecnológica que ofrece un caza moderno podría verse seriamente disminuida.
Más aún, estas plataformas podrían aliviar a otras naciones la urgencia de adquirir cazas de características similares a las que compraría el Perú, al confiar en que su dominio del espacio informativo les permitirá anticipar y neutralizar amenazas incluso desde distancias seguras. Los estrategas de nuestro país, entonces, deben de considerar seriamente si una eventual inversión en cazas de quinta generación [el Rafale es una de las opciones] no debería complementarse con sistemas de vigilancia y control del espacio aéreo que garanticen un panorama operativo completo.
Mirar hacia el futuro exige pensar en red y de forma integral, no solo en velocidad, maniobrabilidad o capacidad de fuego. La operación Sindoor es un recordatorio contundente de que, en la guerra aérea moderna, ver primero es muchas veces sinónimo de golpear primero.
