EL PADRE DE LA MODERNIDAD
Por: Julio Lopera Quintanilla – Centro Cultural Unsa.

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Paul Cézanne es uno de los más altos representantes de la pintura de los tiempos modernos. Un significativo representantes del Postimpresionismo, un artista genial que no comparte con otros impresionistas la representación momentánea y fugaz, sino que pinta la realidad estable y permanente. Los dos grandes referentes, que influyeron enormemente en la evolución de su estilo, son Caravaggio y Velázquez.

Cézanne vino al mundo un 19 de enero de 1839 en Aix. Su padre Louis Auguste fue un próspero empresario que tenía una fábrica de sombreros. Más tarde se hizo banquero. Su madre fue Anne Elizabeth Honorine Aubert quien fue, siempre, una amorosa madre.

Realizó sus estudios escolares en Aix donde demostró, además de su gran capacidad, su inclinación para el Arte. Entre 1844 y 1849 asistió a la escuela Primaria. En 1852 ingresó a la École Saint Joseph y, posteriormente, ingresó al Colegio Bourbon donde terminó sus estudios escolares y conoció a Emile Zola y a Baptistin Baille.

En 1856, sintiendo en su alma una profunda vocación artística y movido por un gran impulso, inicio su estudios en la Escuela de Dibujo de Aix, donde se ejercitó en un estilo académico con gran brillantez y tuvo, como inmediatos referentes, a Jacques Luis David y a Jean Auguste Dominique Ingres.

Después de numerosas cavilaciones y demoras, marchó con muchos sueños a la “ciudad luz”, para una primera estancia que duró varios meses, de abril hasta setiembre de 1861. Asistió a la academia Suisse. En 1862 tomó, en París, la decisión de dedicarse en cuerpo y alma a la pintura. En esos años reanudó, su antigua amistad con Emile Zola y conoció, también, al gran Camile Pizarro.

En 1862, Cézanne, en un contexto caracterizado por grandes cambios y profundas transformaciones económicas, políticas, sociales y técnicas, derivadas de la revolución industrial y del rápido crecimiento de las ciudades, se sintió fuertemente atraído por la vida cultural y artística de París. Nació, en su corazón y en su mente, una profunda admiración por el genial maestro Delacroix y, también por Gustav Courbet y por Éduard Manet.

1863 señala una hora histórica, una época en la que el Arte experimentó profundos cambios; un nuevo contexto cultural y artístico, en el que la brecha existente entre el arte oficial y el arte de los nuevos pintores, se fue haciendo cada vez más grande, hasta que llegó a suscitar en París una gran polémica entre ambas concepciones artísticas. En este marco, el Salón Oficial rechazó, sistemáticamente, todas las pinturas de Cézzane durante el período que va entre 1864 y 1869, por lo que en el Salón Des Refusés (salón en el que se exhibían las obras de los artistas rechazados), se expusieron las obras del genial maestro francés.

Otra fecha, que marcó la vida de Cézzane fue 1870; el año en el que estalló la guerra franco-prusiana que enfrentó al Segundo Imperio Francés, con el Reino de Prusia. En esa coyuntura histórico- política, el joven Paul Cézanne y la joven modelo Hortense Fiquet, con la que tenía una relación amorosa, abandonaron París y viajaron hasta L’ Estaque, pequeño pueblo portuario cerca de la ciudad de Marsella, con el fin de evitar el alistamiento para la guerra, por lo que Cézzane fue declarado prófugo en enero de 1871. Afortunadamente, después de finalizada la contienda, el pintor pudo regresar a París. En enero de 1872, nació su hijo Paul en la “ciudad luz”.

Tiempo más tarde, luego de culminada la guerra y, buscando un nuevo lugar donde vivir su vida en paz, la pareja se mudó a Auvers – Sur Oise, donde vivió por un tiempo, en la casa del doctor Gachet. En esta antigua ciudad, el artista profundizó su relación con Camile Pissarro, estableciéndose entre ambos un aprecio fraterno y una sólida relación maestro-discípulo.

En esos tiempos, Pissarro enseñó a Cézzane que debía aligerar su escala cromática, mediante un empleo distinto de las relaciones de color; así mismo, lo estimuló a sustituir los toques de espátula por delgados trazos oblicuos de pincel, lo que determinó que Cezzane dejara su vieja paleta y concibiera una forma muy distinta de construir el cuadro.

Cezzane, no solamente tuvo un gran cariño por Pissarro, sino que lo admiraba inmensamente, su admiración fue tan grande que, en una ocasión llegó a afirmar: “Todos provenimos de Pissarro” En una ocasión también se refirió a él como: “Dios padre”.

En 1874, Paul Cezzane expuso sus obras, en la primera muestra impresionista que tuvo lugar en la casa del fotógrafo Gaspard-Felix Tournachon, conocido como Nadar. Se mostraron: “Una Moderna Olimpia”, “Paisaje de Auvers -sur Oise” y “La Casa del Ahorcado”

En 1875 algunas obras de Cézzane llamaron la atención del coleccionista Víctor Croquet, cuyos encargos aliviaron sus apremios económicos. En 1877 participó en la tercera exposición de los impresionistas, con dieciséis obras entre acuarelas, bodegones, cuadros de paisajes y un retrato del coleccionista Crocquet, quien le compraba sus obras.

En 1878 Cezzane se estableció en el Mediodía Francés con Hortense y su hijo, pero su padre se enteró de sus amores con Hortense y lo amenazó con quitarle la pensión que le daba, pero en setiembre el padre, arrepentido, decidió subirle la pensión a cuatrocientos francos. Hacia 1879, estando en pleno invierno en Melun, Cézzane aprovechó para pintar un paisaje cubierto de nieve. Allí pintó una de sus obras maestras “El Puente de Maincy”

En mayo de 1881, estando en la ciudad de Pantoise, muy cerca de las orillas del río Oise, conoció una tarde a Paul Gauguin, en la casa de Camile Pissarro. En octubre del mismo año, retornó a Aix su amada ciudad, donde su padre le construyó un acogedor estudio. Ese mismo año la familia Cézzane estableció su casa en L’Estanque y, a partir de esa época, sólo en algunas ocasiones, abandonó la Provenza. El haber salido de París y el haberse establecido en un lugar pequeño, refleja una forma de independencia distinta a la de los impresionistas establecidos en el antiguo y hermoso barrio de Montmartre, París.

En 1882 expuso, por única vez, en el Salón de París gracias a la mediación de su entrañable y querido amigo Antone Guillaumet. En esa memorable ocasión, expuso su obra “Retrato del Padre de Cézzane leyendo L‘Evénemen”. El reconocimiento de la crítica oficial no fue muy alentador. En 1886, contrajo matrimonio con la bella Hortense. Ese año fue muy feliz porque se unió con quien fue el amor de su vida, pero que también fue, paradójicamente, un año muy triste porque falleció su padre. En 1889, Cézzane exhibió “La casa del ahorcado” en la Exposición Universal de París.

Desde 1890 hasta su fallecimiento, tuvieron lugar diversos sucesos que mortificaron muchísimo a Cézzane y que determinaron que se aislara cada vez más, dedicándose en ese período únicamente a la pintura. En el lapso comprendido entre 1897 y 1893, sólo recibirá a los “marchand” en arte Tanguy y Vollard.

En 1892, el conocido pintor y crítico de arte Emil Bernard, escribió un extraordinario artículo sobre Cézzane. En diciembre de 1895 Ambroise Vollard, gran estudioso de la obra de Cézzane, organizó la primera exposición individual que contó con más de 150 lienzos del conocido artista francés. En 1897 murió su madre y se reconcilió con su esposa, de la que se había distanciado. En 1897 falleció su esposa y, Cézzane alquiló en el castillo de Aix una habitación, que necesitaba para instalar su nuevo estudio, ya que había vendido el local de su antiguo atelier de Aix.

En 1900 exhibió tres lienzos suyos en la Exposición Universal que causaron una gran admiración y, expuso trece lienzos en la gran muestra que Paul Cassiere organizó en Berlín. En 1901 mostró sus pinturas en el Salón de los Independientes. En 1904 fue ampliamente reconocido por su brillante y excepcional obra, exhibiendo sus pinturas en distintas e importantes exposiciones como el Salón de Otoño, al que le dedicó toda una sala, donde pudo exponer 33 lienzos. También tuvo una importante participación en famosas exposiciones como la Sucesión Vienesa y la de Berlín.

DATO

Paul Cézzane falleció un 22 de octubre de 1906, a causa de una neumonía y fue sepultado en el cementerio de Aix-En- Provence. Su muerte se produjo cuando era ya un pintor famoso, que fue considerado por los críticos de arte como el Padre de la modernidad.

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