Por Jorge Turpo R.

Un grupo de pobladores de Yura quemaron un borrador del nuevo Plan de Desarrollo Metropolitano indicando que no incluye pueblos que ya tienen servicios básicos. El municipio provincial advirtió que el documento todavía no es definitivo.

EN ETAPA DE CONSULTA PÚBLICA

Después de la protesta en Yura, donde un grupo de vecinos quemó simbólicamente el borrador del Plan de Desarrollo Metropolitano (PDM), la Municipalidad Provincial de Arequipa aclaró que el documento aún no ha sido aprobado y se encuentra en etapa de consulta pública. Es decir, cualquier ciudadano, institución o colectivo puede presentar observaciones y aportes hasta el 11 de noviembre de 2025.

El pronunciamiento, emitido por el Instituto Municipal de Planeamiento (IMPLA), busca disipar la confusión y los temores que generó la difusión del documento técnico.

“El PDM es un instrumento de planificación en evaluación, y está abierto a recibir sugerencias y comentarios antes de su aprobación final”, informó la comuna a través de un comunicado.

El nuevo PDM proyecta el crecimiento urbano de Arequipa hacia el año 2045, definiendo usos de suelo, zonas de expansión, áreas verdes, ejes viales y criterios de sostenibilidad.

En teoría, se trata de una hoja de ruta para ordenar la ciudad y evitar el caos urbano que hoy se multiplica en sus bordes. Sin embargo, el rechazo surgido en algunos distritos periféricos refleja la brecha entre la planificación técnica y las expectativas de la ciudadanía.

En Yura, las críticas apuntan a que el plan “no es inclusivo” ni considera a las asociaciones de vivienda que se han consolidado durante los últimos años.

La alcaldesa de Yura, Mirtha Ruelas, aseguró que más de 40 pueblos y 150 asociaciones no fueron incorporados en el documento, a pesar de que muchos cuentan con servicios básicos como agua, desagüe y transporte.

“El plan no ve a la gente que vive allí, no observa a los pueblos que ya existen”, expresó.

Esa sensación de exclusión fue la que llevó a un grupo de moradores a quemar simbólicamente ayer el documento frente a los medios, como una forma de exigir ser escuchados.

ETAPA DE EXHIBICIÓN PÚBLICA

De acuerdo con el IMPLA, el proceso actual corresponde a la etapa de exhibición pública, en la que el documento técnico se somete a revisión ciudadana.

Durante este periodo, la población puede formular observaciones o recomendaciones sustentadas y presentarlas a través de Mesa de Partes del Instituto Municipal de Planeamiento, usando el formato oficial disponible en la página web de la municipalidad.

El plazo para la recepción de observaciones vence el 11 de noviembre, y después de esa fecha se evaluarán los aportes recibidos para realizar los ajustes que resulten necesarios.

La comuna provincial también invocó a la ciudadanía “a no dejarse manipular por dirigentes o autoridades con versiones sesgadas”, en referencia a algunos discursos que circulan en redes sociales, donde se afirma erróneamente que el PDM ya fue aprobado o que excluye deliberadamente a ciertas zonas.

LO QUE LA POBLACIÓN PIDE

Más allá del malestar, lo que la comunidad exige es un plan verdaderamente inclusivo, capaz de integrar la diversidad urbana de Arequipa.

Los pobladores esperan que el nuevo documento “incorpore a toda la producción”, expresión que —según los dirigentes— significa incluir a todas las comunidades y asociaciones de vivienda que han sido dejadas de lado en versiones anteriores.

Los vecinos de Yura reclaman que el PDM reconozca la existencia de asentamientos consolidados, que ya cuentan con infraestructura y servicios, y que requieren ser formalizados dentro de la planificación urbana.

La elaboración de un plan metropolitano no es un proceso menor. Implica equilibrar criterios técnicos, sostenibilidad ambiental y justicia territorial. Arequipa, que crece a un ritmo vertiginoso, enfrenta el desafío de integrar a más de un millón de habitantes distribuidos en distritos con realidades muy distintas.

El nuevo PDM intenta precisamente eso, ordenar el crecimiento y proyectar la expansión hacia los próximos veinte años. Pero su éxito dependerá de la participación ciudadana y de la capacidad del municipio para incorporar las observaciones que recoja hasta noviembre.

El reto no es solo técnico, sino también social. Las decisiones que se tomen en las próximas semanas definirán el futuro de miles de familias que hoy viven en los márgenes de la formalidad urbana.