92 AÑOS DEL PARTIDO APRISTA PERUANO
Por: Edgard Norberto “Beto” Lajo Paredes

El 20 de setiembre de 1930, surgimos a la vida nacional, por un mandato imperativo de la historia, cual cataclismo político vino a cambiar las injustas estructuras sociales y económicas; a destruir el modelo de la oligarquía latifundista de una sociedad desigual de minoría de privilegiados con mayorías sin derechos, haciendo que pocos tengan todo y muchos nada; por lo que levantamos las banderas de los derechos sociales y laborales; y, continuando la obra de los libertadores de nuestra Indoamérica, trajimos la independencia ideológica, doctrinaria, filosófica y programática.

El APRA es el Partido Antisistema, porque propusimos transformar la República Aristocrática del “cholo barato” por la República Democrática de Pan con Libertad de ciudadanos; el APRA es el Partido de “todas las sangres”, porque en su seno aglutinamos a los campesinos, obreros, clases medias, jóvenes, minorías religiosas y poblaciones migrantes de provincias y de otros países; el APRA es el Partido columna vertebral de la democracia y Justicia Social, porque desde la sociedad civil, en el Parlamento y el Poder Ejecutivo realizamos acciones solidarias, convertidas hoy en Políticas Públicas, como la Universidad Popular, Comedor del Pueblo, Clínica Odontológica, la Navidad del Niño del Pueblo, etc.; el APRA es el Partido de la inmolación por la libertad, porque dio su cuota de sangre en el conmovedor sacrificio de esa pléyade de mártires del pueblo, tanto en la insurgencia contra las tiranías de la oligarquía, como en el enfrentamiento al irracional comunismo senderista; el APRA es el Partido de la conciencia cívica, porque moralizó, dignificó, sensibilizó, tecnificó, modernizó y democratizó la política, en la configuración del Partido-Escuela y en la acción ejemplar de las Células Parlamentarias Apristas.

La fortaleza del pueblo aprista radica en su doctrina, mística y fraternidad. Doctrina del anti imperialismo constructivo moderno; integracionismo del Pueblo-Continente; frente social ciudadano; rol promotor, regulador y defensa del Estado; crear riqueza para el que no la tiene y futuras generaciones; concertación política, económica y social; y por un nuevo orden mundial cooperativo. El filósofo Augusto Salazar Bondy, dice: “La insurgencia de las masas populares peruanas iniciadas a fines del segundo decenio del siglo XX fue canalizada políticamente por el aprismo… el APRA ha sido la fuerza política más poderosa… y ha tenido una enorme influencia en el desarrollo de la conciencia social del Perú contemporáneo” (Historia de las Ideas del Perú Contemporáneo, t. II, pág. 343). La mística emergió de la etapa del martirologio de la Gran Clandestinidad, este aspecto, con profunda emoción, lo resalta Víctor Raúl: “Porque éste es el aporte máximo de nuestra obra…: obra de espíritu. Porque eso es lo que faltaba a esta tierra y a este pueblo: le faltaba el soplo de lo cósmico, de lo eterno, de lo alto, de lo puro, y como no lo tenía, fue preciso pedírselo a los muertos, fue preciso que nuestros muertos se sacrificaran para que su aletear nos diera espíritu” (Obras Completas de Víctor Raúl Haya de la Torre, t. 5, pág. 331). La fraternidad aprista, un hecho sin precedentes en el Perú, es reconocido por el historiador Jorge Basadre, escribió: “Desde los primeros pasos del partido fue establecido para durar hasta ahora, el culto al jefe, fundador, organizador, candidato e ideólogo principal, a quien sus adeptos llamaron por sus dos nombres más que por sus dos apellidos con los calificativos de maestro, compañero y guía, ‘hermano y amigo’ y cuyo cumpleaños celebraron desde 1933 como fiesta colectiva, el ‘Día de la Fraternidad’. Y ha surgido en este partido de organización nacional, local y sectorial, el milagro de supervivir y, varias veces, de reaparecer fortificada después de sucesivas persecuciones, algunas de ellas muy crueles… así como la capacidad demostrada varias veces, para endosar a otros sus fuerzas” (Historia de la República del Perú, t. XIV. Pág. 137).

A la partida hacia la eternidad de Víctor Raúl, y debido a la irrupción carismática de Alan, quien está en el más allá por el odio de la neoligarquía monopólica, lobbysta y mediática y caviar, el Partido del Pueblo, sobrevivió cuarenta años más, llegando a los Gobiernos Locales, Gobiernos Regionales y Gobierno Nacional dos veces. Se le impidió participar en las Elecciones de 2021, luego le fue cancelada su inscripción en el ROP del JNE, con lo cual, los azuzadores del antiaprismo, dijeron “ahora sí el APRA desaparecerá”.

El pueblo aprista, soportando estoicamente la satanizadora campaña en su contra, empezó a recomponer su organización instrumento de liberación integral, encontrándose en proceso de inscripción (“jubileo” y “refundación”), aplicándosele la farragosa legislación de partidos políticos, no hecho a los otros, siendo los fiscalizadores del Sistema Electoral, testigos de que ¡el APRA nunca muera!

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