“Aves de Corral”
Por Alfredo Mendoza
José Carlos Chávez Bernedo es un artista plástico egresado de la Universidad Nacional de San Agustín en la promoción 2017. En la muestra “Aves de corral” que se presenta este mes en el Centro Cultural Chaves de la Rosa de la Universidad Nacional de San Agustín exhibe diez obras. Para fundamentar el nombre de la muestra el autor señala: “Aunque habitamos en el campo de la incertidumbre, de grises y ocres, cada noche volvemos y nos guardamos en ese sitio cerrado donde sólo quedan al descubierto nuestras costumbres y modos de ser más cotidianos; donde cubrimos nuestras necesidades básicas y nos reunimos con los nuestros”.
El mérito de J.C. Bernedo es doble. De una parte, él retrata por medio del lienzo y los oleos su entorno familiar; y de otra, es un crítico de su tiempo. Si “la era del vacío” ya se ha está viviendo desde hace un tiempo atrás, el artista nos lo recuerda desde la galería.
“Aves de corral” también significa que un espacio de dos por tres metros es suficiente para sentirnos libres, como imaginamos que se sienten las aves al volar dentro de un corral. La idea es que la clase de aves que somos nosotros, es la de corral, porque no podemos sobrepasar las cercas físicas; nuestra fortaleza habita solo en el plano mental. La visión crítica el artista nos cuenta sus mejores argumentos que son retratados en forma de fotografías y escenas de su vida cotidiana.
Cuenta la fábula del águila imperial Ibérica: “Esta ave, llegado el momento de la procreación, hace un nido muy particular. En su base, construye una corona con ramas cubiertas de espinas. Y, sobre esta corona, fabrica el nido propiamente dicho con ramas sin espinas, paja y hierba mullida. Hecho esto, procede a la puesta de los huevos y a su incubación. Producida la eclosión de los huevos, los progenitores se dedican concienzudamente a alimentar a sus polluelos. Las crías crecen y crecen, ejercitan sus alas sobre el borde del nido y hacen cortos y breves vuelos de entrenamiento. Ahora bien, llega un momento en que los progenitores consideran que ha llegado el tiempo de la independencia de sus retoños y, entonces, proceden a “destetarlos”. Para ello, destruyen el nido, dejando sólo la base con la corona espinosa para que sus polluelos no puedan regresar y, de esta forma, se emancipen definitivamente”. El modelo de vida del ave imperial de hacer que sus polluelos sean autónomos y surquen los vientos libremente, es un ejemplo que los seres humanos dotados de raciocinio y capacidades aun no logramos. Emanciparse significa irse de la casa de los padres, para que los hijos tengan autonomía, el alma rebelde e iconoclasta, y que puedan organizarse y salir de su zona de confort, salir del corral.
La estética de las obras de J.C. Bernedo radica en el realismo expresionista que él llama “Neorrealismo”, con un dominio de la figura humana fundada en referentes como el español Antonio López García, y otros que poblaron su imaginación. Su paleta de colores está compuesta por el verde Viridiana, el rojo bermellón, el amarillo de cadmio, el azul ultramar, el verde turquesa, y todas sus tonalidades, con una vasta gama de ocres y grises; colores que en la presente muestra consolidan el inicio de un gran vuelo a surcar los aires.
Metáforas visuales de la vida cotidiana en una sociedad sumida en el hastió, en la inmovilidad, son cruciales en la narrativa de sus pinturas. Hay en estos personajes un modelo de sociedad en decadencia, su gran visión crítica. Y a la vez quisieran instarnos a no ser otras tantas aves de corral.
En el proceso creativo de su obra se debe destacar la diversidad de técnicas empleadas, el dominio del dibujo de la figura humana, la utilización de acrílicos para una destacada configuración de las formas como signos plásticos que posteriormente nos darán los indicios del contenido total de la obra.
Como en todo inicio no hallamos la “gran obra”. Pero hay grandes méritos en el proceso creativo, aun si se evidencian algunas debilidades en las que el destino no logró superar el alba de un día para surcar los aires con plenitud, No obstante, los inicios de José Carlos son muy buenos, como los del águila que debe renunciar a ser otra de las aves de corral.