ANARQUISMO PERMANENTE EN EL PERÚ
Por Javier Valle Riestra – El Montonero

Se necesita una reforma de nuestro sistema político y de gobierno

I

Nuestro país vive y revive en anarquía y caos permanente, pero no tomamos conciencia de ello. Basadre, nuestro historiador insigne, dijo:

Hay quienes ven en la historia republicana del Perú como una cueva de bandoleros o un muladar que sólo merece desprecio o condena (…) Al procurar que se haga la ‘toma de conciencia’ de un pasado tan turbulento y tan escabroso y al mismo tiempo tan peruano como es el periodo de la República en nuestra historia, se está buscando, en realidad, una forma de maduración nacional”. (Cfr. Historia de la República, tomo I, 1961, p. XIX)

Hoy, nos encontramos en un país con destino incierto. No existe ningún liderato con brújula ni horizonte. En el Imperio de los Incas se vivió un gobierno vertical y autoritario con los Suyos. La Colonia con los vice-reyes fue un sistema absolutista en que sus opositores terminaban en la hoguera o en la horca. Es cierto que esto concluyó en 1821 con la llegada de la Independencia, pero el sistema “Republicano”, aunque sin hoguera ni asesinatos, fue feroz y cruento. El siglo XIX no fue de tolerancia democrática. Gobernaron pacíficamente San Martín, Riva Agüero y Sánchez Boquete, pero con sangre de opositores. El régimen liberal de inicios de la República cayó por acción del militarismo con la presidencia de Gamarra (1829) que combatió diecisiete (17) conspiraciones contra su gobierno. El caos regresó en 1839, al autoerigirse siete presidentes simultáneamente durante la frustrada confederación peruano-boliviana. La última guerra civil del siglo XIX fue protagonizada por Nicolás de Piérola contra los caceristas, aplastados a las finales en 1895. Desde aquel año tuvimos orden constitucional y disciplina que duró hasta 1930. Años en que hubo, repito, orden y sentido democrático, pero burgués. Eso se desmoronó con el siniestro y abyecto gobierno del golpista Luis M. Sánchez Cerro, asesinado en 1933. Acabada la paz ficticia de Benavides, la libertad y la democracia retorna en 1939 con Prado a la cabeza. Vino después el gobierno jurisconstitucional de Bustamante y Rivero (1945), depuesto traidoramente en 1948. La democracia se restauró ficticia y falsamente en 1956 al reelegir a Manuel Prado, sin leyes de seguridad interior y expatriaciones del Odriismo. La democracia semiplena se reconstruyó con Fernando Belaunde Terry en 1963, depuesto por el velasquismo de octubre en 1968. Nuestra democracia republicana siempre estuvo asediada por el militarismo y la anarquía. La Asamblea Constituyente (1978-1979) hizo renacer la democracia, pero cayó con el autoritarismo fujimorista del 5 de abril de 1992. El siglo XX ha sido de un caos permanente, pero el comienzo del s. XXI no ha sido diferente; por eso gobierna hoy día la desconocida anárquica y sin brújula señora Boluarte. Todos los antecedentes caóticos demuestran que este régimen se desplomará a cortísimo plazo. Vendrá, luego de un interregno depurador, una democracia fehaciente que pondrá en la cárcel a los militaristas agazapados.

II

En el pasado los enfrentamientos por el poder, como hemos visto, han sido a sangre y fuego de verdad. Es lamentable constatar que en los últimos cuatro lustros el fuego cruzado ha sido la disputa por la supremacía de gobernar, no entre partidos políticos, sino entre la trilogía de los poderes. No ha sido extraño que el Poder Ejecutivo haya cerrado al Poder Legislativo y que los fallos del Poder Judicial no sean acatados; el Tribunal Constitucional (TC) y otros entes autónomos, como la Fiscalía, el Defensor del Pueblo, no han sido simple observadores, también, han querido mostrar que tienen músculo aliándose con alguno de los tres poderes. Por ejemplo, el año 2022, una sentencia del Poder Judicial ordenó al Congreso suspender la elección del Defensor del Pueblo, antes había paralizado la elección de magistrados del TC (2021); finalmente, en ambos casos el TC resolvió a favor del Legislativo. La reciente medida judicial sobre el procesamiento parlamentario de miembros de la Junta Nacional de Justicia ha sido forzadamente acatada, pero la Fiscalía ha iniciado una investigación contra los jueces. Por eso, quizás sea necesario ir a una reforma de nuestro sistema político y de gobierno, para hacerlo compatible con las nuevas generaciones para que participen de la vida democrática.

Seguimos siendo un país anárquico de gentes atolondradas. A la cárcel los enemigos de la democracia. 

¡Ay de los vencidos! ¡Vae Victis!

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