El primer cementerio estuvo en el distrito de Miraflores
Por Carlos Meneses Cornejo
ESPECIALES DE AREQUIPA
Fue construido en enero de 1803.
Cuando recién se fundó Arequipa, los muertos eran sepultados, en unos casos en los templos y en otros en los atrios o parques vecinos de acuerdo con la riqueza de quienes aquí habían vivido.
En la Catedral había una tumba subterránea reservada para los obispos, deanes y personalidades. Se dice, por ejemplo, que el ahora parque San Francisco y también el Duhamel que pertenecía a los frailes de San Francisco y a los dominicos respectivamente, eran el lugar de sepultura de los que no iban al interior de los templos.
El 10 de enero de 1803, el historiador arcediano Echeverria comenzó a construir un cementerio con el nombre de Capilla de los Pobres de Caridad en la Pampa de Miraflores muy probablemente en lo que ahora es el parque Mayta Cápac. Un poeta de las Islas Canarias que residía en Arequipa hizo un elegio al Dean de la Catedral por construir una capilla mediante un poema heroico endecasílabo.
El obispo de la época, Luis Gonzaga de la Encina y Perla compuso el epitafio que se esculpió en la lápida y para darle sepultura ordenó que se le enterrara en él, para ello tuvo como origen la Real Orden del 13 de noviembre de 1803 que prohibía los sepelios en sitios poblados o en iglesias.
El 22 de julio de 1814, el intendente Moscoso preguntó al Cabildo por las medidas que había tomado para el cumplimiento de crear un cementerio y en la respuesta que le dieron los municipales dice que ellos mismos renunciaban a ser enterrados en la Catedral.
El Dean Arazuri en terrenos de su propiedad edificó los pozos de Jesús y un hospicio, así como dio 30 mil pesos para los pobres de la ciudad y también un salón para el hospital de San Pedro para sacerdotes viejos. Todos los datos sobre el nuevo cementerio fueron publicados por Francisco Mostajo en una carta que dirigió el 15 de enero de 1951 a quien era director del diario El Pueblo, Edilberto Zegarra Ballón aclarando afirmaciones que había hecho el sacerdote e historiador mercedario Víctor M. Barriga, precisando que las menciones al cementerio de Miraflores están referidas a ese lugar y no al cementerio general que nació cuando llegaron a Arequipa los presuntos restos mortales de Mariano Melgar que no fueron tales por lo cual el monumento que existe en homenaje al poeta libertario está vacío de contenido.
Lo evidente es que este cementerio fue abandonado cuando se hizo el general de La Apacheta donde no solamente se hicieron cuarteles para las tumbas comunes sino también mausoleos financiados por hombres y mujeres de cuantiosos recursos que traían sus figuras de bronce y cadenas gruesas de países extraños al continente, en su mayoría europeos.
El cementerio de Miraflores no debe ser confundido con uno más pequeño y en el que se dice fue sepultada una mujer llegada de Chile y de vida disipada a la que se conoció como “La Chavela”, actualmente está convertido en un mercado y no tenía tamaño adecuado para albergar a los muertos de sucesivos años.