Humanidades vs. ciencias naturales?

Por: Rubén Quiroz Ávila – Presidente de la Sociedad Peruana de Filosofía, profesor universitario

Al comienzo, como una necesidad tanto epistémica como política, fue imponiéndose en el pensamiento nacional. Es inevitable reconocer el definitivo valor de la ciencia y que su visión del mundo es imprescindible frente a las percepciones esotéricas y las posiciones sin fundamento. Solo que hubo un punto en el que una sola parte de ella se arrogó de lo científico y fue marginando a las posiciones científicas tanto de las ciencias sociales como de las humanas.

Esa lectura positivista considera que solo las ciencias naturales son las únicas legitimadas para autodenominarse científicas como tal. Así, las ciencias humanas tendrían un estatus, cuando menos, cuestionable y con dudosas características científicas. Incluso posiciones más radicales sostienen que las humanidades no son ciencia en ningún caso. Eso explica por qué tanto las instituciones que distribuyen los recursos, así como los responsables de ello, son primordialmente profesionales formados en ciencias naturales. Casi son inexistentes los individuos ligados a las humanidades en los puestos de decisión.

El asunto pasa cuando quienes definen el acceso a los recursos trazan un territorio en el que las disciplinas se atienen a una única forma metodológica, la de las ciencias naturales, con la cual miden a las humanidades. No solo es la diferencia entre lo cualitativo y cuantitativo, que son dos modelos tradicionales, sino también que los procesos de investigación son diferentes tanto a nivel de objetos de estudio, pero fundamentalmente en la mecánica de producción de conocimiento. Es generalizado que la investigación y elaboración del documento en ciencias naturales son en coautoría. Esa forma de producir es casi inexistente en las humanidades: investigan en solitario y con un proceso de reflexión marcadamente diferente.

Es ese procedimiento que hace que los investigadores en humanidades más bien consideren publicar lo estrictamente necesario y prefieren la divulgación en formato de libro. Sin embargo, lo que ha sido usual en la comunidad humanística es castigado por los indicadores de resultados cuando la institución valida su producción intelectual. Un libro para esta posición positivista es igual a un artículo. Las humanidades, como disciplinas científicas, han sido derrotadas en las esferas decisivas y eso implica menores recursos. Eso explica por qué para las humanidades hay pocas becas, exiguos concursos de financiamiento a nivel gubernamental o exclusión de sus representantes en los lugares donde se toman determinaciones importantes. Su resultado ha sido minimizado, ello se tiene que revertir comprendiendo el valor agregado y complementario que ofrecen las humanidades.

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