Por: Carlos Meneses

“Tenemos confianza en que habrá reparación, solicitud de perdón si hay lugar a ello. Así todos tendremos la conciencia tranquila de que se ha procedido de acuerdo con la ley y también con la bondad que la norma permite cuando autoriza a brindar la gracia presidencial a quien realmente lo necesita y merezca”.

Pocas dudas hay con respecto a lo bondadoso que resulta ser el pronunciamiento del Tribunal Constitucional (TC) respecto al indulto que recibió del presidente Kuczynski, el señor Fujimori.

Mejor hubiera sido, en todo caso, y antes de pensar en resucitar lo que hizo PPK, en plantear uno nuevo perdón, que tuviera en cuenta las condiciones en que se encuentra ahora Fujimori, soportándose no solo en informes médicos sino en el respeto que merecen quienes son víctimas presuntas de acciones indebidas del régimen que él presidió.

En ese sentido, creemos prudente que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) tenga un pronunciamiento que obligue a la justicia de Perú a resolver un problema que ya fue ordenado en el 2018 y que, lamentablemente, no ha resuelto el TC por influencias de partes interesadas. Desvirtuando el propósito de un indulto humanitario que tuviera en cuenta la situación real de la persona cuestionada y de los protagonistas de un fallo que a todas luces no ha sido ni sabio ni santo.

Nadie quiere que con Fujimori se repita la penosa experiencia de Leguía mucho menos que un reo condenado a prisión tenga que morir en las condiciones que parece tener el expresidente.

Todos quieren que se ajuste el procedimiento a lo que mandan las leyes y a la defensa de los más débiles. Por eso es que la Corte IDH tendrá un pronunciamiento este próximo 7 que obligue a bien pensar a quienes no hicieron lo que debieron.

Lo que pretendemos es que no se trafique con lo humanitario que resulta ser una enfermedad terminal para cualquier reo que confronte una situación de características similares a la de Fujimori.