Por: Carlos Meneses

“Somos gente pacífica, deseosa de orden y de visión clara sobre en qué sistema queremos vivir”.

Todos sabemos cómo terminó la guerra con Chile, todos somos, también, consientes de cómo un país destrozado y vencido por las armas se supo poner de pie, reencaminarse por la senda del progreso y del desarrollo para superar la adversidad que significó perder territorio riquezas naturales y bienes patrimoniales tanto del Estado como de particulares.

Con excepción de terremotos u otros fenómenos naturales el país ha sabido superar las dificultades surgidas en la vida de esta o de cualquier otra nación que se considera bien a principios democráticos y a pureza de intención.

Ha llegado la hora de otro momento difícil. Tenemos que utilizar la misma fórmula que se siguió después de la guerra para devolver por un lado tranquilidad y desarrollo interno y por otro, resplandor a la democracia peruana. En esa tarea no puede haber sectores con tan profundas diferencias como se advierten ahora, puede haber necesidad de cambios y si está la situación habrá que encontrar la forma de lograrlos.

De ninguna manera será con el odio ni con el afán de tener trincheras diferentes. Todos a una, legitimará la afirmación de que el pueblo unido jamás será vencido. Eso significa que no puede haber discriminación alguna en el propósito de encontrar soluciones efectivas y reales entre quienes, habiendo nacido en esta tierra, se ven alumbrados cada día por el sol que nos da luz y por la inteligencia que heredamos de quienes primero nos dieron libertad y luego nos ayudaron a ser de la tierra nuestra una nación con futuro prometedor y en libertad.

Como humanos que somos, todos tenemos imperfecciones que debemos superar teniendo como base el amor que sentimos por quienes convivimos en un territorio que hizo historia en la humanidad.