Patricia Stambuk: “Yo soy una mera intermediaria que se esfuma”

Por: Dany La Torre

El contar historias es la pasión de Patricia Stambuk, una prestigiosa escritora y periodista chilena. Ha trascendido del tradicional estilo “noticioso” de la prensa y prefirió ser partícipe de nuevas historias. En su pluma, el mundo conoció los relatos de pueblos originarios como Yagán y Rapanui. Incluso, relata que ha llegado a viajar cerca de 20 veces para conocer de cerca realidades poco visibilizadas. En su narrativa, ha permitido dar voz a quienes son desconocidos aún en los libros de historia.

Desde su posición como la primera periodista chilena nombrada como miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua, asegura que seguirá apoyando los trabajos de múltiples académicos que, como ella, quieren aportar a la formación de una gran fuente de información. Stambuk se presentó en la Feria Internacional del Libro de Arequipa, donde incentivó a más apasionados por la lectura a seguir compartiendo la cultura.

¿Cuál es el motivo por el que ha visitado usted Arequipa?, ¿qué actividades va a realizar?

Fui invitada por el Ministerio de Relaciones Exteriores de mi país, por la Embajada de Chile y fundamentalmente por los organizadores de la Feria Internacional del Libro de Arequipa. Participaré en dos conversatorios sobre mis obras que tienen que ver con aspectos de la cultura chilena y también latinoamericana.

¿En cuántas Ferias de este tipo ha podido participar?

Le voy a citar la última. Fue en mi país y se la voy a citar porque Concepción es igual que Arequipa. Es la segunda ciudad más importante de Chile, así como Arequipa lo es del Perú. Ahí también estaba reanimando y recuperando la feria después de dos años de pandemia. Es una situación muy similar. Yo fui a febrero a esa feria y le diré que fue un éxito, así que también esperaba que ésta feria también lo fuera. Veo que se ha movido bastante, tiene bastantes invitados. Anteriormente he ido a otras ferias distintas.

¿Qué tan relevante es que se realicen este tipo de ferias?

Lo primero es la promoción del libro, del libro en papel que sigue reinando en gloria y majestad a pesar de todo el avance de lo digital. Yo creo que lo digital es como ir a un museo y te enfrentas con la cultura. Pasa por los libros, los ves allí y es una oferta que está a tu vista. Por otro lado, el ser internacional nos permite comunicarnos. Creo que nosotros, particularmente en Perú, no tenemos el suficiente intercambio cultural que deberíamos tener. Los autores no tenemos la proximidad. No están todos los libros de peruanos que están allá en el mercado chileno y viceversa, entonces esas ferias nos despiertan. Estas ferias nos mueven a integrarnos y a conocer más del otro. Somos países vecinos.

¿Ese problema se presenta en general en Latinoamérica?

Yo creo que sí, sabemos poco del otro. Francamente todos actuamos como pequeñas islas. Es increíble. En algún momento hemos hablado tanto de la integración latinoamericana y yo creo que, para la integración de los países, independientemente de los aspectos políticos, lo cultural es la base y es lo que no cambia. En lo político todo cambia, puede haber gobiernos de derecha, de centro y de izquierda, pero lo cultural permanece. Es en esa parte donde debemos asentar una base sólida.

Es usted una renombrada escritora y periodista, ¿cuándo empezó a proyectarse con el periodismo literario y qué la ha motivado a ello?

El escuchar otras realidades de mi país que no estaban suficientemente visibilizadas. Empecé desde mis estudios universitarios en la Universidad de Chile, cuando todavía estaba en segundo año de periodismo, hice un trabajo sobre Violeta Parra y entonces descubrí y me enfrenté a un tipo de periodismo literario que seguí desarrollando permanentemente. Ahí yo voy a las fuentes primarias, es decir, aquellas que están relacionadas directamente con los hechos vividos y que les permite hablar con su propia voz. Yo soy una mera intermediaria que se esfuma por así decirlo. Eso lo dijo también mi presentador en la feria. Es un acto de magia, me convierte en maga porque yo no estoy en el libro, sino está la persona que está contando su historia. Para mí eso es lo valioso, hago literatura desde afuera hacia dentro y no desde adentro hacia afuera.

¿Es complicado realizar este proceso?

Es muy lento y trabajoso. Comprenderás, por ejemplo, que para el libro Rongo, la historia oculta de la Isla de Pascua, tuve que hacer más de 20 viajes a la isla. Conversar con unas treinta o cincuenta personas en cada uno de los dos libros y transcribir todo eso personalmente porque nadie lo puede hacer mejor que uno. Alguien que ya ha escuchado a ese hablante y luego articular esa historia de manera que distintas voces con distintos estilos pueden conformar un relato que se siga de principio a final. Hago una historia que se vaya integrando como si tú hubieras tenido a todos al mismo tiempo, allí contándote.

¿Podría contarnos alguna anécdota en particular?

Hay tantas, son muchas. Yo citaría episodios muy fuertes, brutales e intensos de la vida de la Isla de Pascua del siglo XX. Ese es el momento que, tras haber vivido casi durante un siglo episodios de lepra que llegó a la isla y que tampoco era tan masiva, pero ellos se sentían completamente identificados con la enfermedad y pensaban, los mismos enfermos del mal de Hansen, que ellos eran un estigma terrible para su comunidad y entonces juntan alimentos, se escapan del sanatorio y en una barca ponen todo hasta el punto que sólo se veía la tabla superior de esa embarcación. Llevan tambores de agua y se lanzan a la aventura sabiendo que van a morir. Hay una arenga que hace Napoleón Otu, uno de los leprosos que tenía un carácter fuerte, muy propio de los pascuenses, dice vamos todos a la muerte, salvemos a nuestro pueblo. Esos hechos, cuando yo los rescató, revelan que detrás de la anécdota que me fue contada por una persona que estaba ahí en la playa y murieron todos en el Pacífico. Algunos piensan que la barca no duró ni un día en el Pacífico, pero ellos estaban conscientes de su sacrificio para que se salvara su propio pueblo porque estaban cansados de tanto estigma con la enfermedad. Es una anécdota dolorosa y hay tantas otras.

Había muchas fugas, quizá como un término más general, de una audacia increíble para partir en frágiles botes rumbo hacia a la Polinesia, la Isla de Pascua está en el inicio de la Polinesia, partían y algunos se salvaron después de 30 o 40 días casi sin beber nada. Salvados por un coco que flotaba en el mar. Todo eso es una épica de la vida de los pueblos que no está en los libros de historia. Lo que yo cuento, no está en los libros de historia con personajes que nunca han estado y probablemente nunca van a estar en los libros de historia de mi país.

A su opinión, ¿Cuál es la relación entre la narrativa y el periodismo?

En el periodismo estamos más apegados a formatos. Usted trabaja en un diario y sabe que la velocidad le conduce que no trabaje a estilos, sino que tiene que hacer una forma de encabezamiento y cuando uno pasa a periodismo literario, necesariamente tiene que elaborar más el lenguaje, la comunicación escrita, la sintaxis, el vocabulario, trabajar más los testimonios, etc. Lo hace uno con mayor pausa, mayor tiempo, entonces esa es la conciliación entre la búsqueda netamente periodística con la herramienta que tenemos nosotros los periodistas, como la entrevista de ahora y los mecanismos que nos da el idioma para transmitirlo de una forma más elaborada. que van a ser las que puedan decir algo directamente personal de nuestra poeta Mistral.

DATO

En marzo del próximo año se realizará el IX Congreso de la Lengua Española, ¿estará usted presente?

Sí, estamos muy interesados como Academia chilena en participar de este congreso. Vamos a participar todos de nuestra América, también de España, Estados Unidos y todos los países que tienen Academias de la Lengua Española, es un evento de gran dimensión, con muchas ponencias y conferencias. Yo voy a venir con un trabajo que tiene que ver con lo étnico que es uno de mis fuertes, de los cambios de visiones de mundo según lo que yo recojo cuando entrevisto a personas de más o menos edad, así que este va a ser un verdadero suceso y tenemos la tranquilidad de que la embajada de Chile y Perú es muy activa, tenemos un Cónsul que es un gran colaborador que es don Paul Díaz y que realmente está preocupado de las actividades culturales que podamos emprender.

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