Por una historia con juicio crítico
Por: Christian Capuñay Reátegui

El pleno del Congreso aprobó el proyecto que declara de interés nacional la incorporación en el currículo escolar del curso de “historia del terrorismo en el Perú”. La iniciativa fue impulsada por legisladores del partido Fuerza Popular, el mismo que atribuye al expresidente Alberto Fujimori, hoy preso por crímenes de lesa humanidad y corrupción, el mérito de haber vencido a los grupos subversivos.

“Los escolares deben conocer la violencia y el terror q (sic) causó SL y el MRTA y otros movimientos terroristas en el Perú”, escribió en redes sociales una congresista que respaldó con entusiasmo la iniciativa.

Quienes critican la aprobación de la propuesta sostienen que la intención real es inculcar a la población escolar una versión sesgada de los lamentables hechos registrados en el país durante la época del conflicto armado interno.

Uso el término conflicto armado interno porque es la que empleó la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) para referirse a ese periodo de violencia política. El informe de este grupo, tan criticado y vilipendiado injustamente en las dos últimas décadas, responsabiliza sin atenuantes a los grupos terroristas como los principales responsables del baño de sangre que sufrió el Perú. Pero también recuerda que, en ese proceso, se cometieron graves violaciones a los derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad del Estado, especialmente contra ciudadanos quechua hablantes e inocentes.

Los sectores que promueven iniciativas como la mencionada pretenden reescribir la historia, obviando las facetas que no son funcionales a sus intereses políticos. Por tal razón, es necesario alzar la voz contra tales intenciones y rechazar la absurda y contraproducente postura que propone desterrar cualquier estudio a ideologías que estuvieron en la base del pensamiento errado de los cabecillas de la subversión. Cómo entender el siglo XX en el mundo y, sobre todo, cómo podríamos formarnos un juicio crítico respecto a la violencia política en nuestro país si no conocemos al marxismo o al maoísmo.

Según una conocida frase, la historia la escriben los vencedores. No obstante, deberíamos empaparnos con todas las aproximaciones que intentan explicar sin sesgos interesados lo sucedido en nuestro país. Reducir el fenómeno del terrorismo y la violencia a una interpretación tan simplista como la que les atribuye solo insania a los subversivos no contribuye en absoluto a formarnos un juicio crítico.

Por tal motivo, leyes como las aprobadas por el Congreso deben objetarse. En su afán de reescribir la historia, estos grupos políticos lo que están haciendo es limitar la comprensión de un fenómeno que, ojalá nunca, podría repetirse si no comprendemos lo que realmente sucedió.

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