Transformar la educación superior técnica
Por: Guillermo Sánchez

¿Estamos preparados para los desafíos educativos del 2023? A pocos días de iniciado el nuevo año, esta debería ser una pregunta ineludible para todos los que trabajamos en colegios, institutos o universidades. Es cierto que la mayoría de las instituciones han avanzado mucho en la implementación de herramientas digitales, pero pocas han impulsado una transformación real en los procesos de enseñanza y aprendizaje para el futuro. ¡Ahí nuestro reto más grande!

Para comenzar, es fundamental poner al estudiante en el centro de este proceso de transformación. Comprender cuáles son sus necesidades personales y profesionales, y lo que el mercado laboral exigirá de él, permitirá a las instituciones educativas diseñar un proceso de enseñanza-aprendizaje que genere valor. Y no solo me refiero a la implementación y desarrollo de nuevas herramientas digitales, sino también a la personalización de programas educativos para ayudar a los jóvenes a adquirir nuevas competencias, habilidades y el nuevo perfil profesional que demandarán las empresas.

El segundo desafío será rediseñar los espacios educativos, aprovechando los avances que hemos logrado en los últimos años con la digitalización y los entornos híbridos de enseñanza y aprendizaje. No obstante, también será importante retomar las actividades presenciales, pero con un propósito diferente: impulsar la interacción e integración, el trabajo colaborativo, la formación de equipos multidisciplinarios, la experimentación, etcétera, que ayudarán a enriquecer el aprendizaje y el desarrollo colectivo de nuevos conocimientos.

Por otro lado, debemos reforzar el papel del docente como guía, facilitador o agente centrado en el aprendizaje de sus estudiantes, que utiliza todos los recursos disponibles para brindar información, compartir experiencias previas y retarlos a proponer nuevas soluciones a problemas complejos. Para ello, es necesario capacitar a los docentes en herramientas tecnológicas y en metodologías de enseñanza como el aprendizaje basado en proyectos y el aprendizaje basado en problemas. Las dinámicas de aula invertida y trabajo colaborativo, usando metodologías ágiles, son las nuevas tendencias de gran utilidad.

Adicionalmente, el Gobierno también tiene la enorme responsabilidad de cerrar las brechas digitales para democratizar el acceso a la educación en la nueva era. La educación, sobre todo la educación técnica en el Perú, ha demostrado ser un motor importante para el país, pues permite que miles de jóvenes con alta especialización se inserten en el mercado laboral en corto tiempo, y hagan realidad sus proyecto de vida. Por eso, es crucial emprender esta tarea de transformar la educación superior para seguir impulsando el desarrollo del Perú.

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