El puente del Cenepa
Por: Carlos Meneses

“Sugerimos que el Colegio de Arquitectos, el de Ingenieros y los defensores del paisaje tradicional de Arequipa se pronuncien antes de empezar las obras. En todo caso que también se den otras soluciones para un puente que está desperdiciado porque no se consultó en su oportunidad a los que sí sabían”.

En 1998, cuando era alcalde de Arequipa, Roger Cáceres Pérez contrariando la voluntad de los vecinos del Vallecito se empezó a construir el puente del Cenepa, nombre que se puso a una vía de comunicación entre las orillas del río Chili a la altura del edificio que ocupaba entonces y ahora el colegio para señoritas Juana Cervantes.

Tras la situación que enfrentaron a los bandos a favor y en contra de ese proyecto, la Dirección de Cultura, previo reconocimiento físico, dio cuenta que se iba a perjudicar el tradicional paisaje de la zona con una vía de salida hasta la variante de Uchumayo en la otra banda del Chili.

La obra quedó paralizada desde tal año y con el avance que correspondía hasta quedar convertida en un lugar de prácticas automovilísticas para quienes querían obtener brevetes.

Al final el puente, que también era por momentos cancha deportiva, quedó olvidado y ahora en la gestión del actual alcalde Víctor Hugo Rivera, uno de sus funcionarios a cargo de ejecutar obra en favor de la ciudad ha propuesto devolver al presente la vida casi olvidada del puente Cenepa.

Desde luego en la ocasión en que se inició la ejecución del puente hubo mucho hablar del tema y no faltaron quienes adujeron que por entonces la familia Cáceres había adquirido propiedades rústicas en la zona donde tendría el viaducto su punto de salida hacia el lado de Umacollo y con ello convertir esos terrenos rústicos, que por allí existen todavía con grandes árboles, en una vía alterna que lleve hasta la variante de Uchumayo.

Es de desear que ahora antes de dar pasos adicionales, en el Concejo Provincial se someta a consulta pública la idea de qué hacer con el puente. Nadie se opone a la obra municipal, pero escuchar la voz de los entendidos es no sólo inteligente sino necesario.

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