Aventuras de un escritor nómade

Por Juan C. Valdivia Cano – El Montonero

Uno de los aspectos más sugestivos del libro Sí, quédense (Quimera,2022) de Víctor M. Lozada que presentamos esta noche, es el método que ha utilizado el autor para expresarse literariamente y la perspectiva que eso implica: una inédita simbiosis entre historia, ensayo, saga familiar o autobiográfica e incluso metafísica en forma de cuento, entre otros varios aspectos cruciales. Y cuando digo “metafísica”, peso la palabra: me refiero y hablo de la buena, a lo Heidegger de Ser y Tiempo, digamos; pero expresada desde su más auténtica identidad hispano-andino-caymeña: “el paso del tiempo es una mierda”, dice uno de los personajes. A eso nos referimos cuando hablamos de metafísica. Podemos prescindir del espacio, cerrando los ojos, pero no del tiempo, tema metafísico si los hay (Borges).

Esa variedad disciplinaria o temática genera una saludable ambigüedad (porque también hay de la otra) que no puedo dejar de asociar, por devoción, a los inclasificables cuentos-ensayo insuflados de metafísica de Jorge Luis Borges, a pesar de las diferencias. Estos cuentos pueden verse como fragmentos a través del cristal arequipeño —o tal vez habría que decir caymeño— en un contexto global o planetario, reconstruido gracias a la memoria, a la conciencia personal y a la fructuosa infancia del autor, con un lenguaje que no imita ni quiere imitar lo local, y menos lo folclórico, ni tampoco los imperativos de la moda cosmopolita al uso, porque no imita simplemente. Es un creador.

“Incendio”, “Sillar”, “Malakoff”, “Viaje”, “Democracia”, “Guitarra, “Impermanencia”, “Libertad”, “Reglas”, “Regreso”, “Cruce”, “Destino”, “Ropa”. Y, sin embargo, el carácter fragmentario de este libro inclasificable no impide su consistente unidad: pueden ser las últimas horas de un caudillo militar peruano en el siglo XIX, o las tribulaciones de Suni, la empleada del hogar pequeño burgués en el siglo XXI, tan convincente cómo el resto de personajes, etc. 

Que se trata de un escritor nómade no lo dicen solo sus viajes por diversos continentes, sus largos años fuera del país a pesar de su relativa juventud, sino por la multiplicidad de sus saberes y su gran curiosidad y sensibilidad, sin aspaviento ni falsa modestia. Todo lo cual, probablemente, lo llevan a entender los varios problemas esenciales del hombre —y de la mujer— en el mundo de hoy, como se puede ver en este libro

¿Su lenguaje? Una manera de contar en que el autor se expresa con sobria autenticidad y un manejo discreto pero eficaz y pertinente del lenguaje castellano y de algunas metáforas que confirman su vena poética, presente siempre en los buenos prosistas que no se expresan a través del verso, pero no son menos poetas; lo cual me recuerda la “Elegía” de Borges a su amigo Abramowicz en Los Conjurados:

“Ginebra te creía un hombre de leyes, un hombre de dictámenes y de causas, pero en cada palabra, en cada silencio, eras un poeta.” 

En este caso todo ello exacerbado por la distancia física que producen los largos viajes fuera de la patria, que producen a su vez una vinculación más intensa y un conocimiento más exacto de la propia realidad: una forma segura de mirar a la vez con amor y con frialdad clínica la propia tierra, a los paisanos y a nosotros mismos, como se puede percibir en este libro. 

Cada fragmento —cada cristal de tiempo— presenta Arequipa ante el mundo y, al mundo, a través de Arequipa, sin perder la sencillez del acento provinciano de una Arequipa reconstruida gracias a la memoria literaria de Víctor M. Lozada, el autor de éste raro y sorprendente libro, perfectamente escrito. 

Insisto: usted encontrará una consistente unidad a pesar de la heterogeneidad temática, a propósito de su motivación esencial y a partir de ella: la ciudad, cuando está en nuestro corazón y en nuestro espíritu, internalizada e incorporada. Arequipa: sí, quédense 

Y termino con una frase de la muy verosímil empleada del hogar en “Ropa”:
“La felicidad en mi vida será escasa, tal vez mi boca olvide como se sonríe, tal vez pierda la fe en Diosito, pero estas manos nunca dejarán de moverse, el agua no dejará de fluir, el jabón no dejará de hacer espuma.

Han tocado el timbre de la puerta principal, de seguro es el primer invitado a la fiesta del niño Miguel. Ojalá la pase bonito. 

Pero yo, ahora, sigo lavando ropa.”

ACERCA DEL AUTOR: Víctor M. Lozada Andrade

Nació en Arequipa, Perú. Tiene licenciaturas en Economía Política y Psicología de la Universidad de Georgetown en Washington D.C., Estados Unidos, y un Máster en Administración de Negocios del Instituto de Empresa (IE Business School) en Madrid, España. Ha trabajado en comunicación empresarial, manejo estratégico de medios digitales, emprendimientos tecnológicos y publicidad en México, España y Malasia. Entre sus publicaciones se encuentran: su primera novela El sueño de Cerbero (Surnumérica, 2018), Discerpo (Animal de invierno, 2021), Sí, quédense (Quimera,2022). En el año 2022 se convirtió en el primer escritor peruano en ser aceptado en el programa para artistas residentes de la Cité internationale des arts en París. Actualmente vive entre Arequipa (Perú), Medellín (Colombia) y la Ciudad de México.

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